Es frecuente estos días escuchar ¡vaya verano nos espera!, pero hay quienes no quieren darse cuenta del cambio climático, fruto de la acción directa del hombre, de nuestros hábitos de vida, de estrujar nuestros limitados recursos, y lo cierto es que ¨se le apaga la llama¨ al Planeta, como bien canta Macaco. Pero esto serán ocurrencias para Rajoy quien, envuelto en la crisis, ha desandado el buen camino que realizó Zapatero en materia de energías renovables y machacando a través de las eléctricas a quienes generan energía renovable.
Y el verano avanza sin dar tregua, apretando como los mercados al pueblo griego a través de la ¿política?, los mismos que le colocaron a Rajoy el rescate a la banca sangrándonos a recortes, con trabajos fraccionados en tres y remuneración de becario, la esclavitud del siglo XXI. Y vaya si aprieta el calor, sobre todo para niños en riesgo de exclusión social que deben acudir a ONGs para cubrir necesidades básicas que, según UNICEF, se ha triplicado en estos años, convirtiéndonos en los terceros de 41 países que más crecemos en pobreza infantil.
Aunque, para acalorados, en el Congreso y el Senado, tratando de aprobar durante el verano leyes importantes, porque Rajoy no hizo los deberes en el curso y tiene que hincar codos ahora, complicado recuperar el tiempo perdido, aun comportándose como el típico charlatán de feria que nos vende milagrosos remedios. No han tenido suficiente con la ley mordaza, nos imponen la ley del aborto, y tratan de colarnos una reforma de la ley electoral hecha a su supuesta medida – como Cospedal, pero ojo que a ella le han salido mal las cuentas, las electorales y las de Bárcenas –
Y sí, nos entran los sofocos, a pesar de que hubo quien sopló la llama política abusando de ella, de los malos hábitos, produciéndose todo un cambio del que muchos no quieren darse cuenta, como con el climático. Pero los acontecimientos próximos abrirán muchos ojos, el órdago soberanista catalán, acuerdos rotos en ayuntamientos y comunidades, elecciones nacionales, hartazgo social, niveles altísimos de exclusión social, rebrotes yihadistas, Grecia a la deriva,...No sé si España se derrite por el calor, como titulaba algún periódico estos días, pero está claro que nos espera un invierno caliente. Paradójicamente, espero que sepamos utilizar hielo que nos alivie, antes de que se nos apague la llama.
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Emilio Sánchez de Amo