La herencia recibida

El PP en el Gobierno ha disfrutado durante esta legislatura de dos activos insuperables: uno se llama la mayoría absoluta, recurso infalible que ha ido tumbando cualquier iniciativa de la oposición; el otro es la herencia recibida. Bastaba que el portavoz del PSOE en el Congreso acusara a Rajoy de lo más mínimo relacionado con el paro y la deuda para que el presidente se levantara de su asiento con una cuartilla en la mano y disparara bruscamente contra la herencia que le dejó Zapatero. El peor parado en este sentido era el propio Zapatero a quien no le permitían ni el menor respiro. A veces parecía que era él quien había traído la crisis universal incluyendo a la panda de especuladores de Herman Brothers, etcétera. Bien, ya han pasado cuatro años. Ahora es el Gobierno de la derecha el que tiene que ser sometido a crítica. Tenemos también una herencia recibida del PP. Ya no les vale argumentar contra los socialistas y en relación con el país que dejaron sino con el que reciben. Sabido es que el PSOE gobierna en siete autonomías y no faltan quejas acerca de la imposibilidad de cumplir el objetivo de déficit. El presidente de Valencia pedía ayer más dinero para sacar adelante los pufos que han heredado. Algunas comunidades autonómicas encuentran serias dificultades para hacer frente al rigor presupuestario impuesto por Montoro. Concretamente Extremadura, Murcia, Navarra y la Comunidad valenciana superaron ya durante los primeros meses del año el objetivo de déficit y se espera que tampoco cumpla la mayoría de ls otras comunidades. Los presidentes socialista piden dos o tres años para alcanzar el nivel del o,3% ya que ven injusto el reparto de la carga del déficit en la administración y la comunidades. Este juego de la herencia recibida que todavía sale a relucir cuando acorralan en las tertulias a algún subsecretario conservador, se ha convertido en el orden día en las comunidades por donde han pasado el caballo de Atila de la corrupción. Todos debemos velar por la salud de las cuentas públicas pero allá donde metieron la mano en la caja algo más de lo debido se requiere otra dinámica.