A Sánchez no le salen las cosas arregladas como todos, socialistas o no, deseamos por el bien de España y su estabilidad. Tiene tantos frentes abiertos que cada vez que apaga un incendio se le aviva otro en la otra esquina. Y tiene a Susana Díaz que va por libre y que sabe que controla las urnas que son el vivero, junto a Cataluña, de un triunfo para el PSOE. Pero resulta que a Cataluña tampoco la tiene ni medio unido y cada vez se oyen más las voces que no tienen nada claro en el PSC si son soberanistas o no. Y luego está Madrid tras el estrepitoso escándalo de Carmona. La salida de cargos de responsabilidad del PSM va a ser un goteo insoportable por lo antiestético que ha sido todo.
Porque no sólo han perjudicado a Carmona con su destitución, han hecho daño a Madrid, al PSM en su misma esencia, por extensión al PSOE como partido caprichoso, poco serio y dictatorial y, naturalmente al Senado contra el que venimos clamando tantos desde hace tanto tiempo; con esa oferta de vergüenza ajena que le hicieron al hasta entonces portavoz, con ese mercadeo de tú te vas de aquí pero te dejamos "colocado" en el Senado, han sentenciado públicamente a la llamada Cámara Alta dando la razón a los que acusamos a los partidos de mantener una institución carísima para absolutamente nada, pero colocar a quienes le sobran o a quienes quieren silenciar.
Y luego está esa famosa reforma federal de la que vienen hablando como si fuera la solución a todos los problemas pero que nadie explica en qué va a consistir. Pero en Cataluña, ay, ya vale todo pese a las advertencias cada vez más claras de las gentes con un poco del famoso "seny": Oscar López, portavoz del POSE en el Senado sostiene que la independencia no sería "ni legal ni posible, ni con un 51% ni con un 80%" de apoyo en las elecciones del 27 de septiembre". Y el ex fiscal jefe de Cataluña, ahora número dos de Unió, no se corta un pelo cuando asegura que "los independentistas nos engañan: nadie nos espera en Europa".
No está el país para bromas con el calor que nos ha venido cayendo y que aún persiste. Pero que el alcalde de Cádiz, pregunte para qué sirve un cónsul alemán en su ciudad después de darle plantón y llamar -o permitir llamar- nazi a Merkel, o es fruto de las calores o es, junto a todo le demás, señal inequívoca de que no vamos por el buen camino. ¿Y qué hace el Gobierno? Se reúne con Rato en sede ministerial.
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