Las lecturas que sobre el paro hacen los políticos son de aurora

Juan Torrijos
22:40 • 12 ago. 2015

Baja el paro en España se lo apunta Rajoy y el Pp. Baja el paro en Andalucía se lo apunta Susana y el PSOE. Sube el paro en Almería y los dos partidos políticos con sus líderes al frente se ponen de perfil. Para el PP la culpa del aumento de parados en Almería la tiene la Junta, para el PSOE la tiene el gobierno central. Y así podemos llegar hasta el infinito. Son como niños en el patio del colegio. Y ante estos niños con “babero y mocos” ya se pueden imaginar cómo nos puede ir a los ciudadanos. Al final la culpa la tenemos nosotros. Si el paro baja en Almería ellos son los grandes protagonistas de la hazaña, pero si sube, como ha ocurrido en el último mes, la culpa no la tienen ellos, la tenemos nosotros. Ellos han hecho todo lo posible por buscarles un trabajo y un buen sueldo a todos sus familiares, amigos y compañeros de partido. Incluso si ha sido en la diputación provincial o en algunos ayuntamientos se encontrará con un aumento entre un cinco y un quince por ciento cada mes. Si ellos son capaces de hacerlo, ¿por qué nosotros no?
Tienen razón. El partido de Rivera ha conseguido en la capital los tres sueldos de sus concejales, tres más en cargos  de confianza y alguno más que no se quiere comentar en empresas públicas. Ellos sí que saben buscarles trabajo a sus allegados. 
Y estamos hablando de los últimos en llegar a la política, ya se pueden imaginar los que llevan toda una vida viviendo de ella y de sus mejorados sueldos cada año. Total, que los “pobres” votantes somos unos inútiles. Unos incapaces, hay que reconocerlo. Lo que peor sienta: que luego vamos y les votamos para que sigan aumentando el número de familiares, amigos y compañeros a los que buscarles y conseguirles un buen sueldo a final de mes. No tenemos solución.
Y de los sindicatos que me dicen ustedes? Para ellos todos los trabajos que se crean son de baja calidad. Sólo les interesan los de las administraciones públicas, pues de ahí sacan sus liberados, su fuerza ante los gobiernos y sus fuentes de ingresos. Cualquier otro es precario y sin futuro. ¿Y cuando se pierden, como es este caso? Por dios, no quiera usted hacerles pagar a los sindicatos también por ello. Demostrado. La culpa es sólo y exclusivamente de los hombres y mujeres que no militamos en los partidos políticos y en los sindicatos. ¡Menudo país!


 







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