La imposición de David Bravo como número uno de Podemos por la provincia ha sido asumida por los simpatizantes almerienses del partido con sumisión militante leninista y recogimiento espiritual, o sea, como un designio de la divinidad laica. Pablo Iglesias ha convertido a Podemos en una iglesia en la que él es el Papa, Errejón su camarlengo y la élite universitaria del podemismo madrileño los miembros del colegio cardenalicio. Se veía venir. Desde que situó el asalto a los cielos como el fin de su estrategia, era previsible cual iba a ser el catecismo a seguir para conseguir el objetivo: la infalibilidad del líder.
Da igual que la inicial bandera de la salida de la otan haya acabado con el fichaje de un general que ha codirigido la organización; que la renta básica universal solo fuese el señuelo romántico de una noche de verano; que el chavismo añorado y llorado de ayer sea hoy una sombra de la que quieren huir públicamente- en privado no tanto- como del diablo; que la casta despreciada del pasado sea un respetable compañero de viaje en las alcaldías de Madrid, Valencia o Cádiz; que el asamblearismo, tan conmovedor, del 15M se haya trastocado en el “dedazo” que impone candidatos allí donde se le antoja; que se alardee con ingenuidad cínica y sin pudor que el problema catalán es sólo una fractura social sanable desde la “seducción” y el iluminismo de ese espíritu santo laico que le ha revelado a Iglesias que “si yo gobierno los catalanes no querrán irse de España”; o que el yihadismo se combate desde el buenismo milagroso de la palabra. En fin, tantas contradicciones, tantas ingenuidades, que cuesta trabajo comprender cómo aquel “núcleo irradiador” que, tan certeramente, diagnosticó algunos de los males que aquejaban y aquejan a la sociedad española, haya acabado por proponer una terapia tan contradictoria o tan estrafalaria como la que predican los evangelios de Podemos según Iglesias, Errejón, Bescansa y Pascual.
Por eso no ha extrañado tanto que el cardenalato madrileño haya designado a un sevillano para encabezar la lista por Almería. Una decisión que afecta a tres provincias distintas con un solo objetivo verdadero: colocar a “uno de los nuestros” en la carrera de san Jerónimo.
Pero tan extravagante decisión, tan dócilmente aceptada por sus súbditos almerienses, tiene un origen aún más impúdico porque el sevillano experto en software iba a ser el número tres por su provincia hasta que en el mercado de fichajes apareció al catedrático Pérez Royo- una lumbrera dispuesta siempre a alumbrar con su faro a quien navegue con el viento a favor- y hubo que buscarle acomodo en otro territorio. ¿Dónde?, en Almería, pensaron en Madrid. Total- dirían para sus adentros- si allí ya aceptaron a Juan de Dios Ramírez Heredia, a Cristina Narbona y a Rafael Hernando, ¿por qué no iban a hacerlo ahora con David Bravo? Y Llevaban razón.
Pero es una razón que les descalifica. Porque quien lleva meses clamando por la democratización interna y por la cercanía a la gente no puede hacer dejación de esas dos vías por las que circula todo su argumentario político. Podemos no es distinto a la “casta” a la que pretendían arrinconar. Con su actitud en Almería, pero también en Córdoba, en Sevilla, en Málaga, en Cataluña o en Euskadi están demostrando que quieren arrinconar a “la casta”, pero para ocupar su puesto con las peores de las estrategias que tanto decían despreciar, no para cambiar sus censurables comportamientos.
Con todo, lo mejor de esta extravagancia ha sido la sinceridad con que el designado candidato ha respondido públicamente cuando se le ha preguntado por su vinculación o su interés por Almería: Ninguno. Ni conoce la provincia, ni se ha acercado a sus problemas y, por si hubiese dudas, su trabajo en el Congreso estará centrado en el software libre y en los Derechos de autor, temas en los que es experto y que tanto influirán en el futuro socioeconómico de la provincia. La llegada de la Alta Velocidad, los déficits en agua y otras infraestructuras, la política agraria de la Unión Europea y la competencia de terceros países o el alarmante nivel de paro, son temas menores de los que ya se ocuparán los partidos de la vieja política. En fin, conmovedor. Y la feligresía almeriense aplaudiendo y pidiendo el voto sin vergüenza.
Resulta atractivo pensar la que se hubiera armado si, en 2015- que antes tragaron con todo- PP, PSOE o Ciudadanos hubieran designado a dedo desde Madrid a un sevillano para encabezar su candidatura por la provincia. Se habría armado la de dios. Pero como en el vaticano laico de Podemos manda Iglesias sus seguidores han respondido con el “amén” prescrito en la liturgia.
Y es que no hay nada más cínico que un Papa ateo.
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