Un aguilando indigesto

Hay un canto popular almeriense, Cantos de Aguilandos, propio de este tiempo festivo, que dice “En esta tierra, señores, nada es verdad ni es mentira, que depende del color del cristal con que se mira”, aplicable a la situación política tras el 20D. Que si se ha frenado la caída, que si no tenía nada y ahora se irrumpe con tantos escaños, que si es la tercera fuerza, que si el bipartidismo se ha roto,…, pero es innegable que el voto mayoritario es del PP y, por tanto, les corresponde a ellos intentar formar gobierno; el resto debemos realizar un análisis serio, profundo y sosegado de por qué se ha votado más a un partido sobre el que planea la sombra de la corrupción en sus propias entrañas, y a un presidente que tanto dolor ha ocasionado a las clases medias y trabajadoras, ¡algo no estaremos haciendo bien! “Del cristal con que se mira, mírala con qué dolor van pidiendo pobres almas una limosna por Dios”, continúa la letrilla; algunos piden el aguilando político para tocar bola, planteando alternativas que chocan con su defensa de escuchar la voluntad del pueblo, como que sea alguien independiente quien presida el gobierno, ¿alguien que no ha votado la ciudadanía? pero ¿hay algo más antidemocrático? No estaríamos en estas vicisitudes si nuestro sistema electoral incluyera la segunda vuelta, que me parece muy coherente, pero no es así, con lo que, si no se logra gobernar, ¿quién está en disposición de repetir para optar a la presidencia? Me es inevitable recordar una receta típica almeriense, atascaburras, cocinada en mi familia por Navidad. A base de bacalao, patatas, pimiento seco, ajo, comino, picante y aceite se consigue una combinación exquisita; pero ojo, basta con que no añadas el aceite poco a poco, o que remuevas con brusquedad para que se corte; o si te pasas en el picante, porque no le guste a la mayoría, o que se te atragante si echas bacalao en exceso. Así que cuidado con las combinaciones alternativas a la mayoría surgida de las urnas, no vayamos a indigestarnos.