La apuesta del sector hortofrutícola almeriense por el control biológico y la sostenibilidad de los procesos ha permitido que se convierta en uno de los líderes destacados en seguridad alimentaria a nivel mundial. Así lo destaca en sus últimos informes la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
No es la única referencia a esa situación de privilegio ya que la agencia europea EFSA (European Food Safety Authority) en sus informes de los últimos años establece que los productos salidos del campo almeriense son los que presentan los índices más bajos de residuos permitidos en Europa.
Sólo un 0,92 por ciento de las muestras analizadas presentaban niveles de residuos de significativos y en ninguno de esos casos se superaban los límites máximos permitidos por la normativa comunitaria. De hecho, el campo almeriense lleva varios años sin alertas sanitarias, a diferencia de la mayor parte de nuestros competidores, en especial los que proceden de Turquía e Israel.
Los informes no sólo proliferan en las agencias europeas o de Naciones Unidas, también se elaboran en la provincia donde laboratorios como Labcolor, del grupo Coexphal, determinan que hoy por hoy, “Almería camina varios pasos por delante del resto de las zonas agrícolas europeas y extracomunitarias en lo que se refiere a seguridad alimentaria”.
Plaguicidas
En el informe de la FAO, recogido recientemente por la publicación digital almeriense Hortoinfo, se pone de manifiesto esa diferencia con datos como que Israel utiliza en su agricultura un 458 por ciento más pesticidas que España o que Holanda aplica un 316 por ciento más.
Esos datos abren aún más distancia con respecto al resto del mundo cuando se ponen sobre la mesa los que se refieren a Almería y es que, en la provincia, el consumo medio nacional, situado en 2,5 kilos por hectárea, se ve reducido aún más hasta poco más de un kilo por hectárea. Un dato que no tiene parangón en el resto del mundo.
Pero en esa evolución, que se aleja drásticamente de los niveles de uso de plaguicidas que se utilizaban en las dos primeras décadas de la etapa de los cultivos bajo plástico, no hay más secreto que el progresivo crecimiento del control biológico de plagas.
En la agricultura almeriense se utilizan cada año miles de millones de ‘bichos’ que se encargan ya no sólo de la polinización (los clásicos abejorros que impulsó Agrobío, la primera ‘fábrica’ almeriense de este tipo de insectos) sino de los predadores que se encargan de mantener a raya las plagas en los cultivos.
Esa fórmula es, al mismo tiempo, una forma de frenar el uso de plaguicidas en las explotaciones, ya que su uso podría derivar en la destrucción de esa fauna auxiliar que hoy es casi generalizada, alcanzando el cien por cien en el cultivo del pimiento, en torno al 80% en tomate y presente en el resto de los cultivos.
Ese kilo por hectárea está muy por debajo de lo que se usa en Holanda, Israel, Turquía, Bélgica y países como Brasil, Japón o Francia.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/agricultura2000/noticia/8/agricultura/259265/naciones-unidas-destaca-el-bajo-uso-de-plaguicidas-del-campo-almeriense