Carlos Marcote se despide tras 32 años en Torrecárdenas
Cena homenaje en el Club de Mar para celebrar la jubilación del carismático anestesista
Resulta difícil expresar cuánto te vamos a extrañar en nuestro hospital: los pases de reanimación, momentos descafeinados en quirófano, tu sentido del humor, esas creaciones literarias, tus onomatopeyas. Echaremos de menos a Marcote: Charlie para algunos, Don Carlos para otros y últimamente Carleto por tu pasión por el Madrid. Tu dedicación y gran capacidad.
Algo ha llovido desde que ese joven salesiano abandonó su Almería para estudiar medicina en Granada. Desde los alrededores de la Plaza de la Miga, cerca de la Alhambra, se desplazaba para sus entrenamientos con el Granada. Porque si algo ha motivado la inquietud de Carlos además de la anestesia ha sido el fútbol. Así, colgaría las botas con el Maracena, pero jamás abandonaría su pasión por este deporte conociendo resultados y alineaciones de partidos que pocos recordarían.
Y de Granada a Madrid, formándose en Anestesiología en La Paz, los inicios de la especialidad vía MIR. Años después de prestar servicios como adjunto en el mismo hospital volverías a Almería, ya con tu Carlos, que siguió tus pasos en la medicina. Después llegarían Pablo y Elena. Y es que comenzaste siendo un compañero de trabajo y te has convertido en mi mejor compañero… de vida y padre de nuestra preciosa hija Elena.
Entrega y dedicación
En tus 32 años de servicio en el Hospital Universitario Torrecárdenas fuiste tutor de los primeros residentes de la especialidad en Almería durante 10 años. Tu entrega y dedicación al paciente crítico postquirúrgico te hicieron ejercer como jefe de sección de Reanimación durante 14 años, y ya en estos últimos compatibilizarlo con el quirófano de Cirugía Vascular.
Cuántas madres habrán alumbrado sin dolor gracias a tu atención y cuántas cirugías se habrán llevado a cabo con la seguridad que garantiza la actuación de un anestesiólogo de tu nivel.
El viernes 22 de noviembre te despedimos compañeros, amigos y familia en una cena entrañable y divertida en el Club de Mar. Después de 41 años toca bajar el acelerador: cambias de terreno de juego y aunque continúas en tu otro hospital… tendrás tiempo de disfrutar mejor de tus pasiones: viajar, tus libros de romanos, el fútbol y, sobre todo, la familia, por tantas ausencias pasadas.
En mi nombre y el de todos los profesionales que hemos compartido contigo, te agradecemos lo que nos has enseñado y el legado que nos dejas. El privilegio ha sido nuestro. Gracias.
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