La muerte de los tres jóvenes conmociona a familiares y amigos

Decenas de personas se acercaron ayer, durante todo el día, al lugar donde tuvo lugar el incendio

Decenas de jóvenes del barrio se acercaron ayer al lugar donde ocurrió la tragedia.
Decenas de jóvenes del barrio se acercaron ayer al lugar donde ocurrió la tragedia.
Rosa Ortiz
12:55 • 04 abr. 2017

Apenas cuarenta minutos antes de que se desatara la tragedia, dos chicas paseaban a su perro por la explanada de La Molineta. La parcela, que lleva años abandonada, está vallada por uno de sus extremos y en una de sus entradas, la que da a la Rambla Belén, hay un cartel bien visible que pone “Prohibido el paso”. Aún así, cada día, decenas de personas del barrio utilizan este lugar para correr,  para pasear a sus perros o, como en el caso de los chavales implicados en la tragedia, para pasar la tarde escuchado música o fumando algún ‘canuto’. No es extraño ver a jóvenes de la edad de los fallecidos caminar, con los cascos de la moto en la mano, por entre los senderos pedregosos que serpentean la explanada, llena de matorrales y de basura y cascotes de obras en algunos de sus tramos. Ayer, decenas de ellos se acercaron a lo largo de todo el día para ver, in situ, el lugar en el que se produjo el incendio. Con más tristeza que morbo, porque la mayor parte de ellos eran conocidos de los jóvenes fallecidos, sobre todo de Alejandro, el de más edad de las tres víctimas. “Era un buen chaval, del barrio de toda la vida. Nos enteramos anoche y yo he querido venir a dejar una flor donde ayer murieron”, contó uno de los amigos que se acercó a la cueva. 




Cerca, las dos mujeres que, el día antes, pasaron por delante del lugar mientras paseaban a su mascota, relataban que, cuando salieron de paseo, como cada día a la misma hora, vieron cerca de la cueva a la dos niñas. “Estaban como jugando con los otros chavales. Una de ellas tenía una melena rubia por debajo de los hombros y llevaba un jersey rojo. La otra parecía más pequeña”. 




Las jóvenes siguieron su camino y, cuando regresaron a casa - “estaba a punto de empezar la telenovela que vemos todos los días”-, en torno a las ocho de la tarde, vieron a lo lejos la columna de humo del incendio que ya se había desatado en la cueva. “Pensamos que era de la obra que tenemos enfrente, pero enseguida nos dimos cuenta de que no podía ser de ahí. Ahora pienso que si, en lugar de haber venido para casa, hubiéramos pasado de nuevo por allí, podíamos haber avisado a los bomberos para que vinieran cuanto antes”, contaron a este periódico. 




Llamada a Emergencias
Según pudo confirmar ayer La Voz de Almería, la primera llamada al 112 se recibió a las ocho de la tarde. Numerosos vecinos pudieron grabar con sus teléfonos móviles, algunos desde la misma explanada de La Molineta y otros desde sus viviendas, cercanas al descampado, las llamas que salían de la cueva y la densa columna de humo que trepaba por el cielo. Nadie sabía a esa hora que, en su interior, las tres víctimas intentaban refugiarse en el fondo de la cueva queriendo evitar una muerte que, según confirmaron la misma noche del suceso los bomberos que acudieron al rescate, fue “inevitable”. La cueva, horadada en piedra caliza, se convirtió en un horno en el que el fuego alcanzó una temperatura elevadísima. “En qué cabeza cabe poner un sofá en la puerta para que no pudieran salir. Es una inconsciencia enorme”, decía ayer uno de los jóvenes que se acercó a decir adiós a los jóvenes fallecidos. 
 








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