Sevilla concentró a las representaciones de los almerienses de Madrid, Barcelona y los que viajaron a la ciudad andaluza desde nuestra capital. Un motivo común daba sentido a esa concentración: la Virgen del Mar, la Patrona de Almería. La ocasión la ofrecía la primera Hermandad filial de la Matriz de Almería: sesenta años de existencia en Sevilla, con una historia cargada de experiencias solidarias en tiempos de estrecheces y seculares aislamientos. Aquella Hermandad filial estaba atenta a la llegada de almerienses para arroparlos.
Así, desde Madrid, con su Hermano Mayor al frente, un grupo de miembros de la Hermandad filial con sede en San Ginés el Real de la Capital de España, acompañaba a la filial sevillana. Hermanos de la filial de Barcelona, acudieron al evento, con el mismo fin: arropar la efeméride.
El programa preparado por el entusiasmo renovador de la filial sevillana se llevó a cabo. De los frutos del mismo el tiempo nos dará la respuesta. Lo que sí podemos contar como testigos presenciales fue la presencia en las calles sevillanas que recorrió el cortejo procesional con la imagen de la Virgen del Mar, que se venera en la iglesia de la Misericordia, se veían caras de almerienses afincados en Sevilla. Dos mil hijos de esta tierra, nos decía la Presidenta de la Casa de Almería, están censados. Muchos de ellos estaban caminando con la Virgen del Mar.
Orgullo almeriense
Encuentros familiares, reconocimiento de viejos amigos, sintonía almeriense en la calle de quienes se ven por primera vez y se dicen: yo soy también de Almería. Yo percibía el orgullo que respaldaba esa afirmación. Todos con la Virgen del Mar.
La satisfacción lucía en los rostros de todos. Era como estar en General Tamayo, Javier Sanz, Paseo abajo... la Plaza Circular o recorrer Gerona para tratar de llegar a Santo Domingo, de dónde había salido la flor mas escogida, la Patrona de Almería.
Almería, Madrid, Barcelona junto con Sevilla, a las puertas del Pozo Santo, con los acogidos en aquella casa. Siempre unidos, al abrirse las puertas de la Casa de Santa Ángela de la Cruz y sus Hermanas de rodillas le cantaban a la Madre de los almerienses. O llegar a la Parroquia de San Pedro y estar la Hermandad del Cristo de Burgos y Madre de Dios de la Palma y la Hermandad de la Virgen del Pilar, aguardando a la Patrona de Almería para saludarla, ofrecer sus flores y su canto. Llegar al convento del Espíritu Santo y las monjas recibirla con una plegaria sentida. Y los almerienses con Ella. Estábamos en Sevilla, ¡quién lo iba a decir!
En San Juan de la Palma recibida por las Hermandades radicadas en dicha Parroquia. Flores cantos y agradecimientos. Lucía natural, lo más normal del mundo. Y casi dando las diez de la noche, a las puertas de la Pastora, que también ofrendaba a la Patrona de Almería plegarias y flores.
De la Pastora a la Misericordia no hay mucha distancia y como si fuera Álvarez de Castro, enfilamos el tramo final. Almería, Madrid y Barcelona, juntos en Sevilla con la Virgen del Mar para terminar cantando, como siempre: Sobre las olas. ¡Qué bien suena su Himno en Sevilla! Como suena en la romería de San Indalecio y la Virgen del Mar, en Barcelona o el primer domingo de junio, en San Ginés de Madrid, cuando los almerienses nos vemos en la capilla de la Madre de esta tierra.
Y como es de justicia, agradecer a los hermanos de otras Hermandades que se trasladaron a Sevilla: Santa Cruz de Canjáyar en Madrid y Rosario del Mar de Almería. Porque éramos almerienses todos, conscientes de lo que significa el amor a la Virgen del Mar, fuera de los límites provinciales.
Una hermosa experiencia que repetiremos dentro de pocos días en la capital de España.
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