"Un paciente me amenazó con darme dos tiros si no le atendía"

El personal del CARE Nicolás Salmerón asegura sentirse desprotegido ante agresiones verbales y amenazas `continuadas` y `frecuentes`

Acceso principal del CARE Nicolás Salmerón.
Acceso principal del CARE Nicolás Salmerón.
Rosa Ortiz
20:33 • 04 nov. 2017

“¡Oye, tío: O me haces caso o me voy pá mi casa, cojo la escopeta y te meto dos tiros en la barriga!”. La frase, a gritos y rezumando agresividad, se la espetó hace pocos días un paciente al médico que le atendía en el Centro de Alta Resolución de Especialidades Nicolás Salmerón. “Y te lo tienes que creer, porque aquí, alguna gente, tiene armas”, relata el profesional. Antes, a otra médico, un enfermo le había amenazado con, literalmente, “meterle un puñal por la vagina y abrirla en canal”. Hace poco, una madre, en desacuerdo con el diagnóstico recibido, empujó a la facultativa contra la pared y salió corriendo con el niño en brazos para evitar que el personal sanitario avisara a la Policía Nacional por estar ante un posible caso de maltrato. “Aquí te escupen, te insultan, te llaman malnacido o hijo de puta, te amenazan y, si pueden, hasta te roban en la consulta. Lo que sea: el móvil, las medicinas, las vendas, el bote de Betadine, el aparato del azúcar…Hace unos días, a una compañera le robaron el fonendoscopio. Y así todos los días. Francamente, esto no hay quien lo aguante. Nadie puede vivir ni trabajar con tal carga de agresividad”, explican.




Problema común El problema, que según relatan, es conocido tanto por la Administración como por los sindicatos, es común a todo el personal que trabaja en el CARE Nicolás Salmerón. Afecta desde los médicos a los sanitarios, pasando por los celadores y los guardias jurados. “No nos pagan por aguantar esto”, exponen. La denuncia la realizan, sin embargo, a puerta cerrada y sin querer dar nombres. Los suyos tampoco aparecen en este reportaje para salvaguardar su integridad física. Es la única condición que ponen. “Cuando pase algo serio de verdad y haya un médico o un auxiliar herido, veremos a ver de quién es la responsabilidad. Tenemos problemas todos los días, pero no podemos estar llamando a la Policía a diario porque no saldríamos del juzgado”, cuentan.




Amenazas Quienes explican la situación, profesionales de reconocido prestigio y con largos años de desarrollo profesional a sus espaldas, afirman haber sufrido en primera persona o haber sido testigos no ya solo de amenazas verbales más o menos subidas de tono, sino de intentos de agresiones con navajas, barras de hierro, cadenas o pinchos.




El CARE Nicolás Salmerón, situado en pleno centro de la capital, en la calle Hospital, fue inaugurado en septiembre de 2011 y en él se invirtieron cerca de 8,5 millones de euros para dar cobertura sanitaria a una población de 137.000 usuarios. El centro atiende, principalmente, a pacientes de Almería centro, Pescadería, La Chanca o del barrio de La Fuentecica. “Uno de los problemas que tenemos es la híper-frecuentación: gente que tiene más de 100, 200 y hasta 400 consultas en Urgencias demostrables”. ¿Y a qué van? “A lo que les da la gana. Vienen para cualquier cosa, incluso sin estar enfermos”. En una guardia, los facultativos pueden atender a 50 ó 60 personas. “Las peores horas son entre las ocho de la tarde y las doce de la noche. Y cuando metes a un paciente a la consulta, al minuto ya te están aporreando la puerta. No es que pregunten cuánto vas a tardar, ¡es que te tiran la puerta abajo!”, critican.




“Nuestra idea es acabar las guardias con cero conflictos, aunque tengamos la sensación de que nos bajamos los pantalones ante situaciones que, en la calle, ninguno de nosotros toleraría. Pero lo hacemos por simple supervivencia. Aquí una amenaza de ‘cuando salgas, te voy a partir las piernas’, te la crees. Es un sufrimiento continuo, inaguantable e innecesario”, apunta uno de los facultativos entrevistados.




Otro de los afectados añade: “No se trata de que haya más guardias jurados o de que tengamos Policía en la puerta. Nos hemos instalado en una impunidad social que ha derivado en todo esto, en que si le llamas la atención a alguien, encima eres un racista o un xenófobo. Y tienes que ir capeando el temporal porque si denunciáramos cada cosa que nos pasa, no saldríamos de los juzgados”. 




Las médicos y enfermeras sufren más violencia
El personal sanitario de Almería denunció el año pasado un total de 37 agresiones, la mayor parte de ellas (22) físicas y el resto (otras 15) no físicas, como amenazas, gestos de intimidación e insultos. Los datos, a pesar de su gravedad, son buenos si se compara la situación de médicos y enfermeros en otras provincias andaluzas como Sevilla, Málaga, Córdoba y Huelva, donde las denuncias no bajaron de las 150 en ninguno de los casos. En total, el número de agresiones registradas en la comunidad en 2016 llegó al millar, lo que significa, según denuncia el sindicato CSIF, que cada día se producen de media casi tres casos.




La central sindical lleva años reclamando “medidas urgentes” para evitar que se sigan repitiendo casos de violencia contra el personal sanitario, ya que las mil denuncias registradas de enero a diciembre del año pasado supusieron, además, un aumento del 6,95% respecto a 2015.


Estas se concretan en la modificación del Plan de Prevención y Atención de Agresiones a los Profesionales del SAS para establecer mayores medidas y protocolos de actuación que eviten estos casos. “Son datos muy alarmantes que urgen la adecuación, consensuada y negociada entre todos de ese plan de prevención”, señalan fuentes del sindicato.


Violencia de género Uno de los aspectos que más preocupa es que el 67,5% de las agresiones fueron a mujeres -la proporción se eleva hasta el 68,2% en el global andaluz- por lo que se piden medidas concretas destinadas a este colectivo. En Almería, de 37 casos, 25 fueron a personal sanitario femenino.


En Andalucía se produjeron un total de 682 agresiones hacia mujeres y 318 hacia los hombres. Del total, el 18,18% fueron hacia personal de gestión y el resto, casi un 82 por ciento, hacia el personal sanitario. Del millar de denuncias, más de 200 fueron por violencia física y el resto (794) fueron agresiones verbales.


Los expertos hablan también del incremento que se ha producido de la llamada violencia de tipo simbólico, esto es, gestos como el caso de una persona que hizo el ademán de degollar a una doctora o el de la invasión del espacio. 



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