Hace unos días organizásteis las charlas TEDx Calle Rambla Alfareros. ¿Cómo fue?
Estamos muy satisfechos tras seis meses de intenso trabajo. El resultado desborda las expectativas. Se habló de muchos temas, como la alimentación mundial en 2050, el teatro como medio de inclusión, un proyecto para jóvenes hecho por jóvenes para controlar el acoso escolar...
De las charlas TED que hay en Internet, ¿cuál es la que más te ha inspirado?
Hay una sobre la revolución social de la empatía que se hizo en Atenas y me encantó. Dice que los movimientos sociales siempre han partido desde el entendimiento del punto de vista del otro. Sabes que hasta que las partes no se entienden no hay evolución.
¿Valdría para el tema catalán?
Sí, por ejemplo. Hay una falta de recepción de la información. No se escuchan las dos partes. Si queremos dar una solución hay que sentarse. A lo mejor se tiene que modificar la Constitución. ¿Queremos dar una solución o buscar culpables?
El escritor Simon Sinek ha revelado que a los niños se les puede hacer daño con las redes sociales por la recompensa inmediata en forma de dopamina.
Es un concepto de psicología. El adulto sabe posponer la recompensa, pero el niño no: no es capaz de relacionar que si se porta bien recibirá una chuchería la semana que viene. En el proceso de aprendizaje hay que enseñarles que la recompensa no es inmediata. Si eso se retrasa hay un déficit emocional que luego se verá en la vida. Hoy todo es inmediato. Es el objetivo de la sociedad consumista.
Dicen que a los niños de menos de dos años no hay que dejarle dispositivos moviles o tabletas. ¿Es así?
Tampoco podemos darle la espalda a la evolución digital. Contienen juegos que estimulan el aprendizaje del niño, por ejemplo.
¿Se educa emocionalmente bien en España?
En general, no. No existe una asignatura que trabaje las emociones. Puede haber profesores que transmitan valores o emociones, pero no existe la asignatura. La educación emocional ayuda a actuar cuando nos sentimos alegres, tristes, nos enseña cómo gestionar la pérdida de un ser querido, de un trabajo, un cambio de colegio, etc. En el lenguaje utilizamos mucha emocionalidad negativa y una de las actividades es entrenar en lenguaje positivo. Debemos entrenarlo. Hay un libro muy bueno de Toni Nadal, ‘Todo se puede entrenar’, que yo recomiendo, porque explica lo importante que es el lenguaje y dar responsabilidades a los niños ajustadas a su edad.
¿Qué te parece que en EEUU quieran suprimir de los planes escolares libros como ‘Huckleberry Finn’ porque contiene la palabra ‘nigger’ (negrata)?
Me parece que ponemos la lupa muchas veces en cosas nimias. Eliminar ese tipo de libros puede suponer que Estados Unidos pierda su propia identidad por un detalle. El contenido de la obra es lo valioso.
¿Crees en las revoluciones?
Sí, completamente. Cualquier cambio significativo que genere un hábito en tu vida es una pequeña revolución. Se producen cuando la realidad que tienes no te satisface.
Si estuviera en tu mano cambiar algo, ¿qué sería?
El principal cambio empieza por uno mismo. Tendemos a querer cambiar cosas en los demás. Trataría de ser mejor padre, compañero de trabajo, comunicador...
¿Eres más psicólogo o empresario?
Quizá soy más empresario. La psicología no deja de ser una base de conocimiento. Pero hay una realidad, una Hacienda, una Seguridad Social, facturas que pagar... Sería interesante que en la carrera hubiese una asignatura de gestión empresarial.
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