La cocaína vuelve a ser la droga más consumida entre los veinteañeros

La cocaína vuelve a imperar en el mundo de las adicciones. Su irrupción tras unos años a rebufo de  alcohol y cannabis como la droga más consumida remonta hasta alcanzar cifras que asustan. En Proyecto Hombre no ocultan su preocupación: según el último informe elaborado por la entidad, la coca está detrás de casi la mitad de todos los casos que han tratado en el último año, un 47% en concreto. En una inmensa mayoría se trata de gente que empieza a consumir pronto, en la veintena y que cuando rozan los treinta se dan cuenta – a veces, por sí mismos, la mayor parte de las ocasiones, impelidos por su entorno- de que han llegado a un punto de no retorno y que necesitan ayuda. A Jorge le ocurrió a los 27, tras varios años de consumo. “Yo creía que estaba bien, pero estuve a un paso de perderlo todo”. Lleva seis años limpio, sin meterse una sola raya. La rehabilitación, dice, le permitió volver a empezar, retomar su vida, tener una segunda oportunidad.

El perfil de los usuarios que demandan tratamiento para deshabituarse de la cocaína (también del alcohol y el cannabis, pero en proporciones menores, un 21% y un 18% respectivamente), es el de un varón de entre 30 y 40 años residente en su mayor parte (un 52%) en Almería capital. De ellos, casi el 40 por ciento está en paro. “Consumir droga es una válvula de escape para mucha gente”, explican desde la entidad. En los últimos años “es un tema que no se ha priorizado, porque hay otros problemas mayores”.

En mujeres, la situación es similar aunque con algunas diferencias. Por ejemplo, ellas piden ayuda antes, a los 31 años de media, y lo hacen, sobre todo, por consumo de alcohol y cocaína. De las 204 personas que están en tratamiento en Proyecto Hombre, 33 son mujeres. De ellas, el 38% reclamó auxilio por consumo de coca. 

Menores  y hachís
El cannabis es, sin embargo, la droga que más estragos causa en menores. El 82% de las chicas y chicos de entre 13 a 21 años que han sido atendidos lo han sido por esta sustancia. El resto se reparte  entre conductas desadaptativas (con la adicción a los móviles y a los videojuegos en primer lugar) y el consumo de alcohol, cocaína y tabaco (apenas el 6% de las atenciones realizadas). “Destaca un patrón de conductas de riesgo como conflictos intrafamiliares derivados de problemas comunicativos, normas con poca consistencia o ausencia de estas, habilidades sociales poco desarrolladas, falta de control emocional, agresividad, uso abusivo de las nuevas tecnologías, fracaso escolar, desmotivación generalizada y uso inadecuado del ocio y tiempo libre”, detalla el informe de Proyecto Hombre en alusión a los menores que están en tratamiento.

Según los datos del estudio ‘Estudes 2017’, recogido por Proyecto Hombre en su memoria, en el último año se ha incrementado también el consumo de las drogas legales, esto es, del alcohol y del tabaco. Las mujeres, alerta este análisis, se sitúan como las que más fuman y beben. Los hombres, como los que más cocaína, heroína o anfetaminas toman. “Se sigue manteniendo la percepción menos peligrosa del alcohol por parte de la población, así como la consideración de que el tabaco es más peligroso que el cannabis. A esto hay que añadir que se ha incrementado en un año el uso compulsivo de Internet desde un 4,6% hasta un 21%”, apunta el informe ‘Estudes 2017’.

“Hay que tener en cuenta que los jóvenes tienen una percepción poco peligrosa del alcohol y que creen que es peor el tabaco que el cannabis. Ahí han tenido mucho que ver las campañas de sensibilización que se han hecho en los últimos años y la prohibición de fumar en lugares públicos. Creemos que campañas de este tipo deberían emprenderse con el cannabis, porque su consumo entre los más jóvenes es enormemente preocupante”, señala Ana Mazón, directora de Proyecto Hombre en Almería. 

Programas
En la actualidad, los distintos programas que la institución tiene en marcha (Faro, Apoyo, Juve y Reinserción) atienden a un total de 204 personas y a 120 familias. En la prisión del Acebuche están ayudando, además, a doce reclusos a abandonar su adicción a las drogas.

Por otra parte, 356 personas participaron en los programas escolares y familiares, que tienen por objetivo evitar o retrasar la edad de inicio en el consumo de sustancias, disminuyendo factores de riesgo y aumentando los de protección, y otras 900 personas fueron atendidas en distintas actuaciones de prevención comunitaria.