Cuatro guardias civiles desmontaron este miércoles la versión de Ana Julia Quezada sobre su interés por ser atrapada o confesar. Los agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial (UOPJ) de Almería describieron punto por punto el presunto plan de la acusada para ocultar el crimen de Gabriel Cruz.
El capitán Zalvide, jefe de la unidad, habló de un “punto de inflexión” en la investigación tras el hallazgo de la camiseta en un paraje cercano en Las Negras. “Extrañamente aparece en una zona, aislada, no de paso, que ya habíamos batido y ella defendía que era del niño porque lo había vestido ese día. Ahí entramos en contradicciones porque la abuela dijo que no lo hizo, por lo que a partir del día 3 de marzo centramos los operativos policiales en Ana Julia Quezada”, indicó en el capitán a preguntas de la fiscal Elena Fernández Lora.
Un sargento primero ahondó en el giro radical de la investigación tras la aparición de la prenda del niño. Sin embargo, lejos del cualquier colaboración, el agente aseguró que Ana Julia trató continuamente de torpedear la búsqueda. “Nos señaló a S. M. (su ex pareja residente en Las Negras) en tres ocasiones los días 28 de febrero y 2 y 3 de marzo”, afirmó el sargento. “Nos obligó a destinar recursos para investigarlo.
El episodio es conocido. Ana Julia admitió haber colocado la camiseta, aunque dijo que era porque quería que la “atraparán”, incapaz de confesar con sus “propias palabras” lo sucedido.
En contra de este relato, el sargento recordó la declaración de Quezada. “¿Colaboró en algún momento en la investigación?”, preguntó el abogado Francisco Torres. “Fue justo lo contrario, señalar a S. M., tuvimos que investigarlo y eso requiere recurso lógicamente”, insistió el sargento en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Almería.
De Rodalquilar a Vícar
Por otra parte, el teniente de la UOPJ que declaró este miércoles aportó datos muy relevantes para entender el recorrido de la presunta asesina desde la finca de Rodalquilar hasta la Puebla de Vícar el 10 de marzo de 2018, el día de su arresto. “Observamos cómo habla por teléfono, juega con el perro, fuma, abre el maletero, va a la zona de la piscina, lleva una manta... y ya vemos que saca a una persona”, relató el teniente.
La Guardia Civil no quiso entonces intervenir. Era necesario investigar si había otras personas implicadas. Por eso dejaron a Quezada maniobrar una hora más aproximadamente. “Lo mete en el maletero. No la perdemos de visto. Nosotros la estábamos grabando por el micrófono y teníamos un dispositivo de seguimiento con GPS. Era imposible perderse. Y cuando vemos una posibilidad de perderla, se decide intervenir”, relató.
“Vimos que su camino era errático y no sabía dónde iba. Pensábamos que se iba a deshacer del cuerpo lanzándolo al mar. Fue un itinerario errático. Tardó una hora larga en cubrir un espacio que no llegaría a más de 40 minutos”, añadió.
Durante el seguimiento se detectó insultos al menor y la intención de depositar los restos mortales en una zona de invernaderos. No obstante, Ana Julia continuó con su coche, se paró a preguntar en la capital y tomó rumbo hacia Vícar por la costa. El teniente recordó en su declaración una frase grabada a la acusada. “Tranquila, Ana, no vas a ir a la cárcel”.
La presunta asesina trataba de animarse, contrariamente a la versión ofrecida el martes donde afirmó que su intención esa mañana era tomarse todas las pastillas y escribir dos cartas de despedida. El sargento confirmó en su testimonio que escuchó esa frase de ánimo que la propia acusada realizó. “Sí, la escuché”, dijo a preguntas de la acusación particular.
Ana Julia fue detenida a la entrada del edificio donde residía junto a Ángel Cruz. Antes, la Guardia Civil tuvo que pedir a los medios de comunicación que dejaran de seguirla porque impedía el desarrollo de la investigación. “Había una legión de periodistas”, lamentó el teniente. “El sábado todas las sospechas se centraron en Ana Julia y todos los medios de comunicación se centraron también en el entorno familiar. Tuvimos que abortar operativos porque nos era imposible seguirla. No podíamos seguirla. Teníamos mucho tráfico, muchos vehículos ajenos”, apostilló el teniente.
Además, los guardias civiles subrayaron dos aspectos adicionales. Por una parte, consideran que Quezada colocó el cadáver en la finca de Rodalquilar “de forma temporal” para moverlo luego a otro lugar. Y, en segundo lugar, muestran con desazón la frase de la sospechosa durante su detención, antes de abrir el maletero del coche. “En el momento de la detención nos dijo que solo había un perro”.
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