Sentado en un banco metálico junto a la puerta de la sala de vistas número cinco de la Ciudad de la Justicia de Almería, el párroco hizo un escorzo hacia sus dos acompañantes, en una conversación pausada. La agente judicial pronunció en voz alta el nombre del muchacho y de su madre en el pasillo y el cura apenas pudo sentir el paso de los acusados a unos centímetros de su espalda. Entonces ya sabía el resultado del juicio.
El Juzgado de lo Penal número Dos de Almería condena a I. V. y a su madre F. P. a sendas penas de un año de prisión por extorsionar desde finales de 2015 a un sacerdote empleado en la capital con amenazas de una denuncia por abusos sexuales. Los acusados, defendidos por el abogado Pedro García Rueda, se conformaron con la pena tras una rebaja sustancial en la petición de la Fiscalía, que inicialmente solicitaba cuatro años de cárcel para ambos.
El tribunal suspende la condena para I. V. de 20 años de edad, mientras la madre carece de antecedentes penales. Por tanto, previsiblemente ninguno de ellos tendrá que ingresar en prisión. Y tampoco tendrán que devolver el dinero, porque el párroco no presentó acusación particular y renunció a reclamar las responsabilidades civiles, un elemento que habría cambiado el sino del proceso iniciado por el Juzgado de Instrucción número Tres de Almería y ventilado en el Juzgado de lo Penal número Dos.
Según la investigación, adelantada por LA VOZ DE ALMERÍA, los hechos se gestaron cuando I. V. tenía 16 años y pedía limosna a las puertas de una parroquia ubicada en un barrio periférico de la capital. Tenía problemas económicos y familiares y un arresto en su expediente por un robo con fuerza.
El muchacho y el cura comenzaron a coincidir en la iglesia. Según la versión del sacerdote, se interesó por su estado, ofreció unas monedas y conversó con el muchacho en varias ocasiones, siempre sin intereses espurios.
La relación avanzó. El cura ofreció unas ropas e, incluso, el aseo de la casa parroquial donde residía para que I. V. pudiese ducharse y adecentarse. Entonces se desató una compleja trama de acusaciones y pagos culminada en una operación de la Policía Nacional. Según la denuncia, la madre del entonces menor de edad acudió a esta iglesia de Almería y amenazó al sacerdote con una denuncia por abusos sexuales.
Versión
El hombre siempre negó cualquier contacto personal con el adolescente y aseguró que “pensaba que era mayor de edad”. Sin embargo, comenzó a efectuar los pagos indicados, según consta en el sumario judicial.
Las cantidades se entregaron en efectivo y obligaron a realizar un importante esfuerzo al sacerdote, con recursos y un patrimonio limitados para las altas exigencias de F. P., hoy con 36 años de edad.
El cura, a pesar de declararse inocente de cualquier contacto sexual con el adolescente en situación de desamparo, llegó incluso a vender una casa para poder hacer frente a los pagos que les reclamaban. Cuando el caso de conoció, a través de las publicaciones de LA VOZ DE ALMERÍA, el Obispado de Almería mostró su apoyo al párroco y denunció una campaña para atacar a los clérigos.
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