Probablemente, la talla de la Virgen había estado adosada a la proa de algún barco, como indicaban las señales en su espalda de haber tenido unas argollas de hierro. Quizá fue asaltado por piratas bebersiscos, abundantes en estos mares, quienes arrancarían la Imagen de su lugar original, la tirarían al mar y se quedarían con la nave.
Lo cierto es que el 21 de Diciembre de 1502 llegó flotando a la playa de Torregarcía, como ya vimos. Los frailes del monasterio de Santo Domingo fueron los que se tomaron más en serio el aviso de Andrés de Jaén, acudieron a la torre y se la llevaron.
Como la gente de Iglesia es muy suya, levantaron un acta desde que la cogieron hasta que la depositaron al aculto en el Altar Mayor de la iglesia del monasterio el 1º de Enero de 1503.
La original se pedió; pero existe una copia del padre Lorca (1681) y otra del deán Orbaneja (1699) casi iguales. En ellas se asegura que, cuando los dominicos llegaron a las murallas de la ciudad, el deán y el Cabildo ‘forcejearon para se la quitar. El prior, que estaba muy flaco, dexole al clérigo el freno de la bestia quien vino a Santo Domingo y entró con la Imagen por encima de la tapia de la huerta del Convento’.
Ya tenemos a la Virgen en la iglesia de los dominicos pero con problemas.
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