“Solo cuando llegué a Almería y miré al mar, me sentí protegido y curado”

El abogado Fausto Romero-Miura Ferraro (Almería, 1972) acaba de superar la dura prueba de aislarse de su familia durante las primeras ocho semanas de vida de su hija. Hijo del carismático letrado, escritor y político Fausto Romero-Miura, se contagió de coronavirus mientras la pequeña venía al mundo en un hospital de Madrid en los días más duros de la pandemia.

Todo apunta a que se contagió de coronavirus durante el nacimiento de su hija, ¿cómo fue?
Es imposible saberlo con exactitud. Pero por la fecha los médicos creen que fue en los dos días en que estuvimos en el hospital por la cesárea de Olivia. Aquello fue una estancia casi clandestina.

Eran los días más difíciles de la pandemia en los hospitales de Madrid, ¿pasaron miedo?
Lo que queríamos era irnos cuanto antes. Había un ambiente de mucha tensión. Olivia nació el 16 de marzo y el estado de alarma se había decretado ese fin de semana. Para Chloe, mi mujer, que era madre primeriza, ha sido emocionalmente fue muy duro. Ella y la niña también se contagiaron aunque tuvieron síntomas más leves. El que peor lo pasé fui yo, que lo tuve durante ocho semanas y los primeros veinte días me encontré francamente mal. La suerte es que el tratamiento funcionó en casa, donde estuve aislado; en el hospital habría sido mucho peor.

¿Qué sentía exactamente?
Empecé a encontrarme mal y confieso que por primera vez pasé mucho miedo por un tema médico propio. El diagnóstico era neumonía, no respiraba bien. Mandamos a mi hijo fuera de casa, él por suerte no estaba contagiado, y toda la familia tuvo que hacerse la prueba. Yo tenía una carga viral muy alta, así que no me mezclaba ni con la niña ni con Chloe. A lo largo de las ocho semanas me he hecho hasta ocho PCR.

¿Ha tenido efectos secundarios? ¿Ahora es inmune?
Me lo debieron diagnosticar como el 30 de marzo y hasta hace diez días he tenido mucho insomnio, algo habitual en los enfermos de Covid. No sé si soy inmune o no, pero estoy responsabilizado y vivo y me comporto como si no lo fuera.
En Madrid se nota bastante conciencia, se ve mucha mascarilla, pero hay gente que todavía no se hace una idea de la envergadura de lo que ha pasado, y eso es porque no ha tenido en su entorno a personas que lo han pasado mal. Esto no ha sido ninguna tontería.

¿Cree que en Almería somos conscientes de la gravedad de lo que ha ocurrido en Madrid?
Lo que se ha vivido en Madrid ha sido muy desconocido en Almería, ha sido como una película de terror. También me ha sorprendido la rapidez con la que la gente se ha echado a la calle, las ganas de vivir. No creo que nadie quiera volver a vivir una crisis sanitaria. También hay personas responsables que se rebelan contra la irresponsabilidad.

En el mundo del derecho de los negocios al que me dedico, casi todo el mundo da por descontado que hasta que la vacuna esté aquí, nada se va a volver a parecer a la normalidad ni de lejos. Sin embargo, en cuanto llegue, no vamos a tardar ni dos minutos en volver a nuestra vida de antes. Hasta entonces, hay que adaptarse.

La Covid-19 impidió que su familia conociera a Olivia hasta mucho después de nacer, ¿cómo lo llevaron?
Mi madre y mi hermana tenían pensado venir a Madrid para acompañarnos en el parto, pero todos asumimos con mucha pena que lo más responsable era que se quedaran en Almería. Imagina, Olivia es la primera nieta niña y la conocieron tres meses y medio después, cuando al fin pudimos bajar a Almería. Así que hemos tirado mucho de FaceTime.

¿Cómo fue el reencuentro?
Fue emocionantísimo porque íbamos todos con la niña y Fausto, mi hijo, que venía desde Granada. Teníamos un poco de miedo de estar llevando a casa el virus, pero con las ganas e ilusión de que conocieran a Olivia. Mi madre rompió a llorar al vernos y la niña fue súper simpática con ella, mi hermana y mi sobrino. Yo salí a la terraza y miré al mar, donde me gusta pensar que está mi padre. Allí al fin me sentí protegido, me sentí curado.

¿Han pensado cómo contarán a Olivia el día de mañana que vino al mundo en medio de una pandemia?
Lo tenemos muy preparado. De hecho, en los días más duros nos consolábamos pensando que ha nacido en un momento histórico y que, por tanto, será una niña especial. Su hermano, que estuvo dos meses sin poder venir por casa, ha preparado una especie de diario con notas de las cosas que pasaron esas semanas para contárselas a Olivia cuando sea mayor. Al más puro estilo de su abuelo.

Yo miro hacia atrás y mezclo la alegría enorme por el nacimiento de Olivia con una sensación extraña de culpabilidad, porque me sentí muy causante de la separación familiar. El día que di negativo y Fausto al fin pudo venir a cenar a casa, yo estaba desconsolado. Los niños de su edad ven cosas en Internet y el pobre se ha preocupado mucho por mí.

¿Cómo cree que habría vivido todo esto Fausto Romero-Miura, su padre, siento tan observador y curioso como era?
Supongo que sería el ciudadano más multado de España por saltarse el confinamiento, porque ninguno concebimos la idea de que hubiera tenido la paciencia de esperar para conocer a su nieta. Me lo imagino escribiendo mucho, muy cañero a nivel político al margen de ideologías. Creo que habría intentado entretener, buscar el ángulo necesario para animar o empujar en la buena dirección.

¿Qué han sentido al saber que su padre tendrá una calle en Almería?
Muchísima alegría, orgullo y emoción. Mi padre tuvo la suerte de sentir el cariño y reconocimiento de Almería en vida, y ahora con esta calle también. Como dice mi hermana, es una manera de ser eterno para nosotros. ¡Pasaremos mucho por su calle! Estamos muy, muy agradecidos al Ayuntamiento y a toda la Corporación por este honor, así como a la Diputación y el resto de instituciones por el cariño brindado.