Risely tuvo problemas para seguir la enseñanza virtual durante el último trimestre del curso pasado. En casa no disponían de ordenador ni de tablet, tampoco de conexión a Internet en el teléfono móvil, de modo que estar al día de las clases se convirtió en una odisea. Melissa, su madre, se armó de valor y cogió los libros de texto de 2º de Primaria dispuesta a hacer las tareas con su hija. De cara a los exámenes finales, destinó parte de los ingresos de la economía familiar a recargar el móvil. No podía permitir que su hija se desenganchara de la materia.
A la familia de Justo el cierre de su colegio a causa de la crisis del coronavirus la pilló fuera de casa. Su madre acababa de dar a luz y todos se encontraban con la abuela. Sin ordenador ni wifi, el WhatsApp se convirtió en la única ventana a través de la que este alumno de 3º de Primaria podía contactar con sus maestros y hacer los trabajos. Si tenía cualquier duda, los profesores le mandaban la explicación. Finalmente ha salvado los muebles y pasado de curso: solo le ha quedado Francés.
En Andalucía y Almería
Risely y Justo son dos de los alumnos almerienses que el curso pasado se quedaron desconectados de la formación telemática impuesta por la crisis sanitaria. Según datos de la Junta, en Andalucía fueron un total de 90.000 alumnos los que se rezagaron en sus estudios, 30.000 de ellos a causa de la brecha digital. Por este motivo, y aunque la Consejería de Javier Imbroda ha apostado por la vuelta presencial a las aulas, el Plan de Acción en Educación para este curso 2020/21 incluye la adquisición de 150.000 dispositivos electrónicos para centros de toda la región.
En Almería, tal y como ha podido saber LA VOZ, se desconectaron del curso escolar por distintos motivos 10.760 estudiantes: 1.954 en Educación Infantil, 4.579 en Primaria, 3.559 en la ESO, 256 en Bachillerato, 220 en FP de Grado Medio y 192 en FP de Grado Superior. Hay que tener en cuenta que estas cifras incluyen los datos de absentismo que ya se registraban antes de la pandemia.
“Lo ha pasado mal”
Aparte del retraso en el terreno estrictamente académico, muchos de estos alumnos sufrieron las consecuencias de perder el contacto diario con su colegio. María, madre de Justo, cuenta a este periódico que el niño estaba “como pensativo y triste” por el “golpe” de tener que estar en casa encerrado sin ver a sus compañeras. “Lo ha pasado mal, es un niño nervioso y este curso le estaba yendo bien”, señala.
Risely, por su parte, vivió unos primeros meses verdaderamente “agobiantes”, porque el tema de no salir le afectó de veras. “Extraña a sus compañeros, ahora está con muchas ansias de volver”, apunta la madre, Melissa, que se siente entre la espada y la pared ante el inicio de curso presencial. Por un lado, quiere que su hija se relacione y vea a sus amigos. Tiene claro que las clases presenciales siempre aportan más. Por otro, no está “muy segura” de las garantías que van a ofrecer los centros. “La mayoría de los niños son asintomáticos y ella misma puede luego contagiar a la abuela, que vive con nosotras”, lamenta.
En una tesitura parecida está la madre de Justo, que reconoce sentir cierto temor compartido con el niño: “Mi hijo tiene miedo de volver al colegio, dice que el bicho está en la calle”.
A pesar de ser consciente de que el aprendizaje presencial nunca se puede comparar con el virtual, María no puede evitar pensar que la clase es “pequeña” y cuenta con unos 26 alumnos. “Por más que se intente guardar distancia, lo veo difícil y a mi hijo le agobia la mascarilla, como para pasarse con ella seis o siete horas allí; va a ser una locura”, apunta. Tiene claro que si por ella fuera, su hijo no iba al colegio y considera que debería tratarse de algo opcional destinado a aquellos padres que trabajan y no tienen con quien dejar a sus hijos.
Tablets, conexión a Internet, fotocopias
Las familias almerienses cuyos hijos tuvieron dificultades a la hora de seguir las clases virtuales no han estado desamparadas. Cruz Roja, a través de su ‘Plan Responde’, ha repartido un total de 140 tablets y ha facilitado conexión a Internet a muchas de ellas. Asimismo, ha colaborado con 28 centros educativos de la provincia a la hora de imprimir fotocopias y apuntes a los alumnos.
Tal y como explica Germán Martín, técnico de Cruz Roja Juventud, con estas acciones han llegado 1.200 menores. Equipo técnico y voluntarios han coordinado el reparto de lotes de merienda y de material escolar (un total de 800). “Tengo la suerte de estar en contacto con muchas familias con las que colaboramos el resto del año y, según nos dicen, ha supuesto un alivio: muchas madres estaban preocupadas pensando que sus hijos no podían seguir estudiando por no tener acceso a Internet”, indica a LA VOZ.
Al margen del estudio, ya en el plano del ocio, Cruz Roja ha distribuido juegos de mesa y material lúdico entre los niños de Almería. “Los menores tienen la necesidad de divertirse y cubrir ese tiempo de forma rica es igual de importante. Esto ha pillado a contrapié, hasta que no se ha tenido esa necesidad, no se han puesto las pilas con la brecha digital”, sostiene.
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