Nació en Burgos, pero la vida la trajo a Almería hace muchos años, y aquí ha echado raíces. Es fotógrafa, con una sólida carrera a sus espaldas, y acaba de sacar el Certificado Avanzado de piloto de aeronaves pilotadas por control remoto. “Los drones, vamos”, sonríe.
Ha sido un largo camino.
Sí. Yo estudié Ciencias Ambientales en la Universidad de Almería, y después cursé un máster de prevención de riesgos laborales. Trabajé en ese ámbito durante mas de 12 años, haciendo también, tareas de Auditoría y Peritaje Judicial. Pero me reciclé hacia la fotografía, y actualmente me dedico a ella. Estoy especializada en arquitectura e interiorismo.
¿Y cómo llegas al mundo de la fotografía?
Fue a través del retoque fotográfico. Era algo que me gustaba mucho, aunque no disponía de material propio de calidad para trabajar. Pero un día me regalaron una cámara réflex y..., ahí comenzó mi camino en este arte. Siempre he ido formándome. Pasé primero por la Escuela de Arte, y luego por varios talleres, tanto de fotografía como de postproducción digital. Me va bien, sobre todo porque soy muy feliz con mi trabajo. La fotografía de arquitectura es una especialidad muy técnica, que encaja bien con mi perfil. Requiere planificación, hay que mirar la iluminación, buscar encuadres, organizar elementos, hacer ajustes manuales de cámara, manipular las lentes... Se utilizan unos objetivos especiales, que simulan el uso de una cámara de gran formato. Y, por último, tienen un gran trabajo de postproducción digital.
Es que la tecnología ha transformado todo...
Gracias a la digitalización de la fotografía podemos trabajar sobre una imagen de una manera que hace unos años, cuando era analógica, era impensable. Con unas gafas de Realidad Virtual, por ejemplo, un arquitecto puede mostrar a un cliente, como si estuviese allí, la última villa que ha construido en la Costa Azul, gracias a la experiencia inmersiva que proporcionan los tours virtuales. O, con Home Staging virtual, ‘amueblar’ una vivienda que está vacía. Y, también, ahora está el uso de los drones, que te permiten captar imágenes espectaculares a vista de pájaro.
Eso, hablemos de los drones. ¿Qué aportan?
El dron es un artefacto mágico. El ser humano siempre ha soñado con volar, y, a falta de alas, lo más cerca que se puede llegar es experimentando con el sentido de la vista. En la fotografía de arquitectura hay un tipo de plano, el cenital, que estaba fuera de mi alcance. Y, con un dron, no solo es posible captar fotos y videos de planta de la vivienda o infraestructura. A medida que el dron va tomando altura, puedes también poner en contexto la obra, verla integrada en el entorno...
¿Cómo ha sido lo de obtener esta licencia?
Me decidí a mediados del año pasado, para poder ofrecer un trabajo más completo, con más posibilidades creativas. El proceso ha sido sencillo. Me formé con una escuela de pilotos, World Aviation, y me examiné en diciembre, en Málaga. Ahora, durante un año tendremos que convivir con dos normas: la española que regía hasta ahora, y la nueva Normativa Europea. Pero tengo mucha ilusión.
¿Cómo ves el futuro de la fotografía, la tecnología..?
Aunque el sector de la imagen está bastante maduro, no paran de salir servicios y tecnologías que mejoran la experiencia de visualización y la distribución, tanto de fotografía como de video. Con Internet ya no hay barreras físicas, podemos llegar a personas y lugares a los que antes hubiese sido impensable. Creo que el futuro está en la mejora de la visualización de imágenes en entornos inmersivos, añadiendo poco a poco otros sentidos, como el olfato, el tacto... Es una época emocionante para quienes nos apasiona la tecnología, ¡y no me la quiero perder!
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