Nos ha dejado una persona querida y entrañable en nuestra ciudad, un trabajador incansable por la provincia en su faceta culinaria, pero también en el turismo rural y en la agricultura de manera vocacional, un personaje que dejará una profunda huella y un antes y un después en la cocina almeriense.
José Torrente Andreo ha fallecido, dejando una profunda conmoción en cuantos le conocían, tras una cruel enfermedad. El mundillo de la hostelería y de la sociedad almeriense ha sentido esta perdida con un gran pesar, ya que además de ser un gran cocinero era una bellísima persona, siempre dispuesto a ayudar a todo el que se lo solicitara.
La Capitalidad
Fue uno de los grandes impulsores de que se concediera a nuestra ciudad el nombramiento de Capital Gastronómica 2019, ya que el Ayuntamiento, como era de esperar, contó con su colaboración: También ha apoyado siempre la marca Sabores Almería de Diputación Provincial. Ha sido profesor de la Escuela de Hostelería Almeraya de Almería durante muchos años y jefe de la sección de hostelería de la misma.
Además ha sido hasta su muerte presidente y gran impulsor de la Asociación de Cocineros y Reposteros Indalo de Almería ACRIA, donde se ha impulsado igualmente la cocina almeriense y a los cocineros de nuestra tierra. Al tiempo era socio y chef manager del Hotel Catedral, que hoy se viste de luto por esta pérdida irreparable, así como un pionero de la nueva cocina almeriense y del ‘menú fusión’, combinando esta nueva cocina con los platos ‘de toda la vida’.
Un hombre que no sabía decir que "no"
Había nacido en Chirivel y los caminos de la vida le llevaron a las cocinas, a los fogones, de los que ha sido maestro y alma durante muchas décadas. Pero a la hora de elegir decidió vivir pegado a la tierra, en un cortijo en Rioja con los suyos, con el olor de la tierra en el amanecer, con sus animales. Era su espacio de paz dentro de una vida muy ajetreada.
Fue también un hombre al que le costaba decir no, quedarse al margen de cualquier actividad capaz de activar el gusto por la cocina, por los productos de su tierra, de trabajar codo con codo con sus colegas y de asumir compromisos para que Almería y su gastronomía resonaran lo más fuerte posible, lo más lejos posible.
Y por ello nunca dejó de enseñar los intríngulis de la alta cocina en la Escuela de Hostelería, cuna de grandes chefs, muchos de ellos injustamente tratados en su tierra pero triunfadores fuera de ella, lo que le movía a la queja con frecuencia.
Pero Pepe Torrente era sobre todo el amigo de todo aquel que le buscara. No creo que se haya ido de este mundo con algún enemigo, en su mochila no llevará odios ni inquinas, sólo se lleva un trozo de nuestros corazones, el reconocimiento de esta tierra y de sus gentes. Si en el cielo hay cocinas, Pepe hará disfrutar a todos con su saber hacer...
Admiración
En el plano personal he tenido la suerte de conocerlo desde hace muchos años, compartiendo numerosas actividades, incluso cocinando con él en la Escuela de Hostelería en varias ocasiones y como directivo de la ACRIA.
Uno de sus primeros platos que me sorprendieron fue en Terraza Carmona de Vera con motivo de unas Jornadas de la Carne de Toro de Lidia, con un canelón de col cocida y después rebozada y frita relleno de carne de toro que resultó espectacular, a partir de ahí me interesé más por su trayectoria y por supuesto por su cocina, de la que me declaro un enamorado.
Ha sido un creador de la nueva cocina almeriense, diseñando platos a base de la cocina tradicional, recuperando sabores, apostando por técnicas novedosas conforme se daban a conocer.
Siempre dispuesto a colaborar y a ayudar a todos, Torrente era solicitado por todos los compañeros y algunos cocineros que venían de fuera para jornadas o demostraciones pidiéndole ayuda o asesoramiento.
El formador
Los centenares de alumnos que han pasado por sus manos tienen la suerte de haber bebido de la mejor fuente; muchos de ellos han triunfado en la cocina, incluso han conseguido alguna estrella Michelín. La mayoría de los grandes cocineros que tenemos actualmente en nuestra provincia han sido alumnos suyos y lo tienen como referencia. Su escuela y sus enseñanzas perdurarán durante mucho tiempo.
Estuvo permanentemente al servicio de su tierra, de una forma de vivir y de alimentarse, de unos productos a los que siempre supo sacar el mejor partido. Por eso colaboró con entusiasmo en todas aquellas iniciativas vinculadas con el mundo de la hostelería y de la restauración que llevaban como apellido Almería, la tierra que le vio nacer y donde ahora descansa.
Amigo Pepe, un abrazo eterno allí donde estés y nuestro más sentido pésame a tu familia, que era tu gran tesoro y que te adoraba, así como a los centenares de amigos que tenías y que te quieren de verdad.
IN MEMORIAN (A.F.)
"No sé por qué razón lo primero que se me vino a la cabeza al conocer el fallecimiento de Pepe Torrente fue una antigua canción andina, escrita por Jorge Carrera, que decía: “yo quiero que a mi me entierren como a mis antepasados, en el vientre oscuro y fresco de una vasija de barro... Alma de verdes collados, luz y sangre de mis gentes”. Quizá sea porque Pepe era un hombre casado a fuego y piedra con su tierra, con esa Almería que siempre estuvo en su enorme corazón.
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