La solidaridad de los almerienses con Ucrania ha llegado a desbordar la capacidad logística de la red de ciudadanos ucranianos que, desde Almería, coordinan la recogida de material y su posterior envío a través de Europa para apoyar a la resistencia que lucha contra la invasión rusa.
Así las cosas, en el momento de escribir estas líneas, tres locales (garajes) están repletos de cajas empaquetadas por los ucranianos de Almería, además de innumerables bultos que esperan a ser recogidos en el interior de la iglesia de la Sagrada Familia (calle Reyes Católicos), literalmente apilados entre los bancos utilizados para orar antes de que estallara el conflicto bélico.
Además, otros lugares de la ciudad como la casa sacerdotal San Juan de Ávila (plaza de la Catedral, 2) o parroquias repartidas por la ciudad acumulan donaciones hechas por los almerienses. A todo ello se suma lo que las comunidades ucranianas de Campohermoso y Huércal-Overa (entre otros municipios) han ido acumulando en los últimos días.
Para llegar a este punto, antes han sucedido dos cuestiones importantes. Por una parte, los almerienses se han volcado con la situación que viven millones de ucranianos, ya estén dentro del país o en los campos de refugiados de la frontera polaca. No obstante, hay un segundo factor que ha llevado al colapso solidario en Almería: el camión que tendría que haber salido desde Sevilla para recoger ayer todos los paquetes no ha llegado a arrancar el motor.
El motivo no es otro que el cambio de parecer de los responsables del vehículo: si bien en un primer momento se ofrecía un porte gratuito hasta la ciudad polaca de Hrebenne, finalmente se pedían 5.000 euros para costear el trayecto, precio que la comunidad ucraniana en Almería no podía pagar.
Al rescate
Gracias a las gestiones de la Hermandad de Pasión, la situación se desbloqueará más pronto que tarde: la empresa logística del Levante almeriense Isabel Alonso ha puesto a disposición de la comunidad ucraniana un camión con todos los gastos incluidos que llevará la ayuda humanitaria donada por los ciudadanos de Almería, Campohermoso y Huércal Overa hasta la frontera de Polonia y Ucrania.
Una vez allí, empezará la parte más delicada de la operación: desde Hrebenne, camiones ucranianos introducen el material donado pero solo por la noche, momento en el que se aproximan hasta la ciudad ucraniana de Leópolis.
De esta forma, en los próximos días, Isabel Alonso enviará un camión cargado de donaciones que desatascará el embudo logístico que ahora vive la comunidad ucraniana de Almería.
De hecho, por ahora la iglesia de la Sagrada Familia (antes San Nicolás) ha dejado de recoger donaciones que, no obstante, continúan recogiéndose en otros puntos de Almería, como la casa sacerdotal San Juan de Ávila, que servirán para completar el inminente envío de un camión, además de los futuros convoyes que partirán desde Almería con el este de Europa como destino para ayudar al pueblo ucraniano.
De esta forma, si bien la solidaridad almeriense y los problemas logísticos han terminado desbordando tres locales y una iglesia ucraniana, no hay que parar ahí: se sigue recogiendo ropa para el frío, comida no perecedera, mantas, ropa interior, medicamentos y otros materiales de farmacia para ayudar a la resistencia ucraniana.
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