La antigua estación de ferrocarril de Almería es una de las más bonitas de España. Su preciosa fachada es un emblema majestuoso de la ciudad. Diseñada por el arquitecto francés Laurent Farge, su construcción se inició en 1890 y se prolongó hasta 1893. Se mezclan pinceladas modernistas, industriales e incluso mudéjares. Su enorme vidriera culmina con un tejado a dos aguas, conjugándolo con el uso del hierro y los remaches típicos del modelo Eiffel, ladrillo visto, madera e incluso azulejo, conforman un estilo ecléctico. Su enorme reloj preside la fachada frontal, configurando, al margen de los cánones arquitectónicos, un bello escenario de cine.
El encargo de la estación lo hizo la Compañía de Caminos de Hierro del Sur de España. El proyecto inicial consistía en la construcción de las líneas Linares – Guadix – Almería, incluyendo los estaciones, con la finalidad principal de conectar con el puerto almeriense y transportar así por barco el mineral granadino, y de los distintos territorios mineros del entorno de Sierra Morena, hasta tierras británicas. La empresa Fives-Lille, en la que trabajaba Laurent Farge, llevó a cabo la ejecución de la obra.
La inauguración se produce en 1895, con la línea Guadix – Almería, y se van incorporando paulatinamente el transporte de pasajeros, y otras mercancías, además del mineral.
Durante la guerra civil sufre desperfectos, después del triste y famoso episodio del bombardeo alemán de Almería en 1937 como represalia por un ataque aéreo republicano al destructor alemán Deutschland, fondeado en el puerto de Ibiza. Sus sótanos albergan estancias que fueron usadas como refugio antiaéreo en la contienda civil.
La antigua estación de Almería se yergue, ya restaurada, con el futuro abierto a una nueva vida como lugar monumental de esparcimiento para los ciudadanos.
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