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La UTE STV Albaida, empresa concesionaria del servicio de parques y jardines, ha concluido el informe sobre la caída, el pasado 24 de marzo, de la palmera ‘Phoenix dactylifera’ en la Avenida Cabo de Gata que causó el fallecimiento de dos personas y el mismo determina que “los fuertes vientos y la lluvia acumulada fueron la causa del vencimiento del ejemplar”.
En un amplio y detallado análisis donde se aborda desde el estado del ejemplar hasta cuestiones de anatomía vegetal, pasando por el procedimiento de protocolo de inspecciones, la metodología de inspección o el momento de la fractura, entre otros aspectos, la UTE advierte de que “el riesgo 0 en la gestión y riesgo del arbolado en las ciudades no existe”
No obstante, en lo referente a la palmera objeto de análisis, señala que “no tenía sintomatología externa que pudiera prever su fractura” ni “tampoco existían daños internos, ni externos significativos causantes del fallo”.
A tenor del estudio, “se pudo producir un viento racheado que provocó turbulencias, (pudo influir la entrada libre del viento del NE que percutió contra edificación). Esta circunstancia pudo crear un movimiento de compresión-torsión, y no movimiento de tensión-compresión al que la palmera esta más acostumbrada”.
Además, “la sequía prolongada interrumpida por las abundantes lluvias del mes de marzo y de los días anteriores a la fractura pudo producir una rehidratación excesiva en palmas y valona, lo que hizo aumentar su peso y cargas superiores”.
Explicación técnica
“El sistema radicular” -añade- “se encuentra acaparando el alcorque de 80x80 cm y percutiendo en el bordillo del mismo, lo que aumenta la compactación y puede reducir la aireación afectando a la traslocación de reservas en las fibras”.
En cuanto al estrechamiento del tronco de la palmera, se señala que era del “16 %, que no supone un riesgo biomecánico, pues un porcentaje muy alto de las palmeras de una ciudad tienen estrechamientos de dicha sección. Esta circunstancia es una respuesta al estrés de trasplante por falta de reservas en palmeras, que se da en la mayoría de las palmeras urbanas, plantadas con cierta altura”.
“Existía una herida compartimentalizada de 2 cm, el 1,5 % de la sección total”, -continúa- “esta herida resulta insignificante desde el punto de vista biomecánico e imperceptible exteriormente. Estas cicatrices son muy comunes en la mayoría de las palmeras, pues son propias de las palmeras que antiguamente se podaban con la técnica errónea de ascenso con clavos”.
La concesionaria recuerda que tiene un protocolo “para la reducción del riesgo (inventario, georreferenciación, evaluación visual, evaluación de riesgo, informes, acciones correctoras , podas, talas en caso necesario etc….), lo que demuestra un seguimiento continuo sobre el estado del arbolado y palmáceas de Almería para minimizar el riesgo”.
Descargas
“Tanto en la palmera fracturada como en toda la Avenida se habían efectuado las actuaciones de descarga de peso en tiempo y forma, así como el seguimiento e inspecciones adecuadas, conforme a las previsiones del pliego que rige la contrata”, apunta el estudio.
“Como hemos expuesto en este informe”, -concluyen los autores- “el factor principal de la fractura de la palmera fueron los factores meteorológicos durante una alerta naranja, fuertes vientos, episodios de lluvia constantes (sufridos durante los días anteriores y el mismo día del episodio) y turbulencia del viento. Estas circunstancias, que por sí solas no producirían fallo alguno, al producirse al mismo tiempo, son el origen de la fractura. Ésta ha ocurrido como concurrencia de causas anormales y al margen de lo que estamos acostumbrados a ver en fracturas de palmeras. Este conjunto de circunstancias no corresponde a aspectos documentados en el ámbito de riesgo en palmáceas y eran imperceptibles o insuficientes para prever un riesgo”.
“Nos encontramos, por tanto”, -finalizan- “ante unos fenómenos meteorológicos insólitos y extremos, que exceden de los riesgos previsibles por mucho que se extremen las precauciones. Por tanto y a la vista de lo expuesto, la fractura de la palmera se produjo por causas ajenas y absolutamente inevitables al servicio prestado, habiendo realizado trabajos de mantenimiento adecuados, convenientes y apropiados, efectuando los seguimientos y las evaluaciones oportunas”.
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