Ya están de vuelta en su casa, en la de todos los almerienses, los bajorrelieves de los patronos de la capital, San Indalecio y la Virgen del Mar. Esas imágenes que siempre nos parecieron de piedra o escayola y que durante años fueron los encargados de dar la bienvenida a todos los que subían aquella escalera principal camino de la Alcaldía, son de madera policromada que ha sido recuperada bajo capas y capas de pintura que algún ‘descuidado’ fue dando para que tuvieran la misma tonalidad que la pared. Cosas de otros tiempos (espero).
Sus dos representaciones totalmente restauradas, con colores vivos, detalles perceptibles de la muralla bajo San Indalecio o el bordado del manto de la Virgen del Mar, y que según parece llegaron allí en la época de la posguerra aunque está aún por terminar de confirmar, fueron las principales novedades de la visita al interior de las obras del interior de la Casa Consistorial.
Recorrido
Los trabajos, que según explicó la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, “están ya al 50 por ciento” van “a buen ritmo” y con intención de terminar en el plazo previsto: en verano de este año.
Dicen los que saben que la idea es que todo esté listo en junio y que será posible porque lo más complejo de la obra que es la correspondiente a la restauración de espacios y división está acabado, y solamente quedan pendientes unos acabados cuyos plazos dependen en gran medida del volumen de trabajadores que se empleen. Por tanto, todo apunta a que se cumplirá la fecha.
Haciendo entrada por la Plaza Vieja junto al arco de Padre Payán, recibía a la consejera, a la alcaldesa de Almería, María del Mar Vázquez, y resto de autoridades la escalera colgante diseñada por Susana Ordaz para conectar todas las plantas, las originales y las de nueva creación, con las que cuenta el edificio. Se trata de una de las imágenes que más van a llamar la atención para todos los que por allí pasen por su tamaño y diseño.
De arriba a abajo
Comenzaron la visita por la parte más alta para contemplar el despacho de Alcaldía que disfruta de las mejores vistas hacia el Casco Histórico desde su balcón. De buen tamaño, tiene hasta su vía de escape. No son refugios que en su momento dicen que usó Santiago Martínez Cabrejas, pero quien ocupe el despacho podrá subir a la torre del reloj por una pequeña escalerita escondida tras una puerta. Disfrutará sin duda del fandanguillo de Almería.
A partir de ahí, la visita se limitó a recorrer aquello que cuenta con valor patrimonial. Se mostraron los muros originales que se han recuperado y las maderas de sus forjados, el vítor del siglo XVII que se mantiene en su pared de piedra en la galería que conduce al salón de plenos recordando a "la muy noble ciudad de Almería" que allá por 1654 esas casas que ya existían en la plaza habían pasado a ser el Ayuntamiento.
Al entrar al que siempre fue el plenario, y que se destinará a sala de recepciones, la vista se va al techo donde ya se ve gran parte del artesonado realizado en cáscara de almendra y que imita a aquella escayola con la que Trinidad Cuartara nos estuvo engañando durante años haciéndolo pasar por madera. Algunas baldosas de ese mármol que siempre relució en el salón también han vuelto y pendiente queda terminar de recuperar las puertas y sus marcos con la cruz emblema de la ciudad.
En la sala siguiente se pueden ver a modo de alfombra algunas de las baldosas hidráulicas que siempre tuvo el suelo del Consistorio y al subir la vista hacia los arcos que coronaban los grandes protagonistas de la visita, San Indalecio y la Virgen del Mar, explican que en esa hornacina de la que muchos de los presentes no nos habíamos percatado, siempre hubo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Según la restauradora que también se ha encargado de los bajorrelieves, también esta sufrió los horrores de quienes la repintaron, le 'alargaron' la melena y la dejaron más parecida a una escultura de escayola que a la talla de madera original. En fase de recuperación se encuentra.
La escalera principal, esa de mármol majestuoso, aún sigue en restauración por lo que la salida se tuvo que realizar de nuevo por esa nueva estructura colgante que se encarga también de vertebrar las comunicaciones del edificio.
Recordaba la alcaldesa de Almería al culminar el recorrido que cuando se ponga punto y final a la obra “se pondrá fin a veinte años” de idas y venidas para recuperar el uso de las casas consistoriales para lo que se diseñaron, atender a los vecinos de la ciudad. Pendiente quedará para abrir las puertas la adquisición del mobiliario. Eso será ya una partida que no saldrá de los 5,3 millones de euros que han invertido a medias Ayuntamiento y Junta.
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