La realidad aumentada llegará al Barrio Andalusí

Pozos, calles, silos, estucos, alcorques... el entramado de un barrio nacido en el siglo XI

Vivienda más amplia en la que se ve el patio y la puerta de doble vano
Vivienda más amplia en la que se ve el patio y la puerta de doble vano Lola González
Lola González
21:12 • 12 abr. 2023

Ya han pasado los primeros días en funcionamiento del ‘Yacimiento Arqueológico Barrio Andalusí’ y ahora que la calma impera en la instalación, aunque con un goteo de visitantes, toca volver a este espacio para comprobar ‘in situ’ las realidades de un museo que cuenta en su interior parte de la historia cotidiana entre los siglos XI y XIII de la ciudad.



Me acompaña en el recorrido por le Mesón Gitano la conservadora del espacio y que fue la arqueóloga encargada de su descubrimiento, Belén Alemán Ochotorena. De momento ella es la que se ha encargado de guiar a los colegios que por allí han pasado ya que los guías que se encargarán de explicarlo están en fase de formación, visitas guiadas que arrancarán a finales de este mes de abril.



Explicaciones
Para todo el visitante que entre en el espacio hay una persona que guía por los materiales existentes pero es cierto que hay detalles aún por llegar y otros por pulir. Así, explica la conservadora que se está trabajando en una aplicación de “realidad aumentada del yacimiento al que se podrá llegar a través de códigos QR” y que deben estar a disposición de los visitantes pronto. Además se va a incluir en la información que se encuentra en las tabletas en las que se cuentan algunas cuestiones básicas de las viviendas un mapa en el que localizar cada una de ellas en el yacimiento.



Lo que es cierto que de momento no existe es una musealización del yacimiento como tal en el que se pueda conocer la excavación, la historia de cada una de las viviendas, pero será algo sobre lo que se pueda trabajar en el futuro si así se quiere.






Pero lo cierto es que este barrio aparecido en la falda de la Alcazaba tiene aún multitud de posibilidades. De hecho ya hay en marcha la elaboración de un catálogo de las piezas aparecidas con la Universidad de Almería, un proyecto de investigación con la profesora de la UAL, Elena Salinas, para analizar todos los materiales utilizados.



Además, hay interés de un miembro del CSIC de analizar los sedimentos de la tierra del yacimiento para ver las semillas que se utilizaban en la época, y no se descarta incluso el poder seguir excavando más adelante. Y es que este ‘Barrio Andalusí’ podrá estar muy vivo para contarnos nuestro historia.



Con todas esas posibilidades en la cabeza, iniciamos la visita por el yacimiento. “Por la situación que nos hemos ido encontrando, creemos que esta zona arranca primero como zona de almacenamiento con la construcción de silos y de extracción de agua con la presencia de pozos. Conforme la ciudad crece con el comercio textil en el siglo XI, suben a la ladera y construyen sus viviendas en esta zona”, explica Belén Alemán. 


Niveles
En la primera de las viviendas se puede contemplar una excavación importante en la que ver los diferentes niveles ‘de vida’ que tuvo la zona. Así, se pueden ver restos de una puerta cegada y la construcción de un suelo encima para una especie de salón con dos alas en altura para dormir.


Allí, en esa primera casa, se puede ver uno de los varios pozos que se encuentran repartidos por todo el barrio. Explica la conservadora que “hay uno con 30 metros de profundidad y otro con 15 metros”. Precisamente el más profundo “es acampanado, siendo más grande en la parte más baja y cerrándose conforme va subiendo para prevenir accidentes, con un brocal de cerámica”.


Interesante es ver algunos tramos de calle perfectamente reconocibles por la presencia de pozos negros ubicados fuera de las viviendas pero cerca de las letrinas. Y es que la higiene preocupaba a estos almerienses, de hecho, se puede contemplar en la exposición la existencia de tuberías que recorrían el interior de la casa hasta desembocar en el pozo negro. En este entramado de calles se puede contemplar también la presencia de canales con hormigón para la recogida de agua de lluvia a sus pozos.


Ya en las viviendas llama mucho la atención los restos de un estuco almorávide con tonos rojizos y restos rojos en el suelo. “Este estuco se tapó en época almohade pero lo pudimos recuperar en la excavación”, explica Belén Alemán, mientras muestra algunos restos de alacenas y me lleva a la vivienda más grande. Allí se ve un patio, un salón con entrada de doble vano y una cueva al fondo.


“Creemos que era un dormitorio porque tiene suelo, alacenas pequeñas en la parte baja de la pared y clavos como de haber colocado alguna tela  en la pared para evitar que caigan restos”, me cuenta la arqueóloga. Además, se puede ver restos de una segunda planta y más arriba, silos antiguos. 


Comenzamos después recorrido por las piezas, pero esas las dejo para que las vean ‘in situ’.


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