Almería estrena el verano con seis ‘días de fuego’

La última semana de junio, la primera al mismo tiempo del verano, llega con ínfulas de ola de calor (aunque técnicamente no se le puede aplicar ese apelativo). Será un primer avance de lo que todo apunta que será el verano de 2023, que amenaza con volver a ser de los más cálidos de la historia.

Tres son las razones principales de este episodio de altas temperaturas, a saber que se está produciendo la entrada de una masa de aire caliente de origen norteafricano bastante caliente en capas medias y bajas de la atmósfera; que estamos en los días más largos del año, lo que hace que el nivel de insolación sea máximo.

Suelos calientes 
El efecto de esa fuerte insolación es el calentamiento del suelo que, a su vez, hace subir la temperatura del aire, que está en contacto con él. Paralelamente, según explica Eduardo Romay, del colectivo almeriense de analistas climáticos ‘Cazatormentas’ estamos también en las noches más cortas, de forma que el refresco nocturno es poco significativo y ello acarrea noches de calor, con picos de lo que se conoce como el ‘umbral del sueño’, medido en torno a los 25 o 26 grados, temperatura a la que se hace difícil dormir.

Calor sí, ola no
Sin embargo técnicamente no se puede hablar de ola de calor en este caso, básicamente porque no se alcanzarán valores extremos o, dicho de otra forma, la provincia no debería alcanzar nuevos récords de máximas a lo largo de esta semana, aunque si valores muy elevados, rozando los 40 grados en numerosas áreas.

La explicación la aporta Eduardo Romay que basa en varios aspectos: uno de importancia es que Almería estará bajo la influencia de vientos de levante de moderados a fuertes con lo que, al ser de origen marítimo y por tanto relativamente fresco (sobre todo en el área del Levante) que ayudará a mantener contenido el mercurio.

Evaporación
Por otra parte en capas altas de la atmósfera todo apunta que no estaremos bajo la influencia de una dorsal anticiclónica muy potente, con lo que no se presentarán fenómenos de subsidencia (consisten en que el aire desciende de altura, se comprime por efecto de la presión, se calienta y contribuye a la subida de las temperaturas).

Otra razón para el alivio de las temperaturas extremas es que el suelo no está excesivamente seco debido a las recientes y tardías lluvias primaverales, lo que ha permitido la existencia de abundante hierba y otra vegetación de porte bajo. Romay señala que en esa situación “mucha energía solar se gastará en evaporar la humedad del suelo y de las plantas, en vez de calentar los suelos”.

Con esas condiciones, el pronóstico sobre los valores térmicos que se alcanzarán indican que el levante provincial será la zona afectada, pero aún así se superarán los 30 grados. Mucho más calor en los valles del Almanzora, Nacimiento y Andarax, con temperaturas de entre 37 y 38 grados que irán en aumento y no se descarta que se puedan alcanzar los 40 en las horas centrales del día. Mientras, en el resto del interior provincial los 35 grados están asegurados.

En el área de la capital y el Poniente se alcanzarán e incluso se pueden superar los 35 grados (como estos dos últimos días), siempre que apriete el levante.

Noches tórridas
La Noche de San Juan es la más corta del año y, paralelamente, el día es el más largo del año. Eso se traduce en que el sol castiga los suelos y hace subir las temperaturas y la noche no dura lo suficiente como para rebajar esos grados.

El efecto es el que los almerienses sufrirán esta última semana de junio noches de calor más que notables. Las mínimas en casi ningún punto de la provincia bajarán de los 20 grados, “con lo que en toda la provincia sufriremos noches tropicales”, señala Eduardo Romay.

Lo peor probablemente se lo lleven los vecinos de la capital y su entorno geográfico donde los pronósticos apuntan a mínimas que no bajen de los 25 grados en el momento de mayor bajada, con los 30 en ‘horas de sueño' (hasta las cuatro de la madrugada). Se puede hablar por tanto de noches ‘ecuatoriales’.