Fue el empresario Juan Muñoz Rodríguez 'el de la cafetería La India' un pionero de los cibercafés en Almería. Esa moda que aterrizó a mediados de los 90 en la ciudad cuando todos éramos más inocentes. Juan apostó por este tipo de negocio como un complemento de las consumiciones, de los cafés, de los helados y de los platos combinados. Y entonces empezó a ser habitual ver los primeros ordenadores portátiles desplegados en su bar de la calle Granada o en las mesas de La India del Paseo Marítimo, una modernidad, una excentricidad entonces, que el bueno de Juan contribuyó a extender en tiempos del Nestcape, cuando cobraba seiscientas pesetas por una hora de navegación -antes se navegaba- por Internet, cuando aún no sabíamos nada de todo lo que vendría después.
Juan Muñoz Rodríguez nacido en 1952 y criado en el Patio de Pozo, junto a la Rambla antigua de Almería, fue un emprendedor impulsivo que siempre quiso dar pasos al frente, nunca hacia atrás, llegando a contar con tres cafeterías 'La India', santuarios donde hacer un alto en el camino para tomar un café o un refresco bajo el sol del Paseo Marítimo o en el últimas estribaciones de la calle Granada.
Juan empezó su vida, como tantos de su generación, estudiando oficialía electrónica en la Escuela de Maestría y a los 13 años empezó a trabajar en la Casa Renault. Después pasó a la Mutua de los taxistas -Munat- hasta irse al Servicio Militar a Cartagena, en Infantería de Marina, 18 meses uno detrás del otro. Al volver compró la tienda de recambios de Munat con sus hermanos y al poco tiempo otra en la Carretera de Ronda. Pero la decisión más crucial que tomó fue cuando decidió quedarse en 1989 con la cafetería La India del Zapillo que habían montado sus tíos en 1969. Asumió el reto y después amplió negocio con La India de la calle Granada, junto a la Cruz de Caravaca, dejando atrás su tiempo como comerciante de recambios de automoción. Pero fue en 1996 cuando se atrevió a abrir en primera línea, en la playa del Paseo Marítimo, ese oasis que impulsó Juan y que sigue con su hijo Paco a pleno rendimiento como una reserva india en pleno Oeste almeriense, uno de los pocos sitios de Almería donde aún es posible encontrar reunidos todos los periódicos locales al servicio del cliente. Por allí, por esa India almeriense, pasa la vida, pasan los caminantes sudorosos con una toalla y un botellín de agua, pasan las parejas abrazadas, pasan los niños en patín desafiando la gravedad, pasa Diego, el taxista de las estrellas, pariente de Juan, el mejor relaciones públicas del establecimiento, ese establecimiento, ese local bajo el refugio de los toldos, como si fuera una tienda apache, que hoy queda un poco más huérfano, un poco más triste. Descanse en paz Juan Muñoz Rodríguez, un inquieto emprendedor de la hostelería, el pionero de los cibercafés en Almería, que hoy será incinerado con 71 años en el crematorio Sol de Portocarrero.
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