En el corazón del barrio de El Zapillo se encuentra un claro vestigio de las consecuencias de la crisis financiera de 2008. Entre las calles Jaúl y de la Curva se levantó un edificio de dos plantas sobre una superficie de 155 metros cuadrados que lleva ya 15 años en 'stand by', al verse obligada la promotora a paralizar las obras. Desde entonces, ha sido techo de numerosos indigentes, pero en los últimos dos años el creciente trasiego de moradores ha generado preocupación en el vecindario.
La situación se ha tornado en un auténtico problema para los vecinos, ya que según informan se ha convertido en un "albergue clandestino" en el que meten "montañas de chatarra" con carros de supermercados, "generan ruido y suciedad" y "no da tranquilidad pasar por ahí por la noche". Una vecina asegura que "tenemos indicios de que dentro se hacen actividades delictivas" y muestra su hartazgo ante esta problemática que, a día de hoy, parece tener una difícil solución.
Propietario
Todo ello está en conocimiento del propietario, cuya voluntad es poder solventarlo cuanto antes. Pero no lo tiene fácil. De hecho, hace unos pocos meses algunos albañiles fueron para tratar de tapiar puertas y ventanas e impedir el acceso de personas ajenas a la propiedad, pero no pudieron llevar a cabo esta acción al no saber si había alguien en ese momento dentro del edificio, lo que les impidió poder cerrarlo.
"El compromiso del constructor claramente es cerrarlo y evitar que entre gente", aseguran desde Brisa Hogar Servicios Inmobiliarios, que se encarga de la gestión de la venta de las viviendas de este edificio. Ya en su momento, cuando se paralizó la construcción en el año 2009, "se dejó cerrado con maderas, puntales e incluso candado", pero los primeros individuos que empezaron a entrar buscando un techo "lo rompieron todo".
En un principio, "la gente que dormía allí iba y venía, no siempre estaba habitado", pero desde hace unos meses parece que se han instalado de forma permanente. Los actuales 'moradores' de este edificio, que no tiene ni luz ni agua, están ubicados en la primera planta según se puede observar desde la calle. Por el hueco de las ventanas se ven mantas, zapatillas de deporte y colchones.
En vía judicial
Desde la inmobiliaria afirman que el tema está en vía judicial, aunque todo hace indicar a que este proceso no tendrá una rápida solución "y se irá un año más", puesto que "al no producir beneficios económicos ni ser grave no es una prioridad y se pone a la cola de otro tipo de situaciones". Y es que no se puede tratar como un caso de 'okupas', ni se puede llevar a cabo un desahucio al no existir un incumplimiento de un crédito hipotecario ni un contrato de arrendamiento, por lo que el promotor aún "tendrá que esperar para retomar las obras de construcción o vender a un tercero la propiedad".
También se hará largo para los vecinos, que seguirán pasando cada día por la puerta de este edificio a medio construir con la incertidumbre de saber quienes lo habitan y qué hacen en su interior, con el miedo que ello genera a numerosos residentes de esta tranquila zona del barrio de El Zapillo: "Aquí cualquier día pasará una tragedia", recalca María del Mar, una zapillera que confiesa que desde que este inmueble se ha convertido en un "albergue clandestino" de gente desconocida y sin control, tiene que llevar en su bolso "un spray de pimienta". Por el momento, sin embargo, no hay constancia de que se haya producido ningún tipo de incidencia destacable.
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