Todos los días Antonio García sale con su perra a pasear por la playa, donde este almeriense de 44 años de edad se despeja mientras su podenca corretea por el entorno. Pero el pasado miércoles su corazón se encogió de repente cuando, al subirse al coche para volver a casa, observó que el can tenía un hilo colgando del hocico: Maya se había tragado un anzuelo.
"Estábamos en la playa de El Alquián, cerca del restaurante 'La Barraquilla'. Esta zona está minada de anzuelos y siempre que los veo me pongo a recogerlos, porque son un peligro", afirma este vecino de Los Llanos de La Cañada, que no se percató de que su podenca, olisqueando sobre la arena, había cogido uno mientras él limpiaba la zona de estos peligrosos aparejos de pesca.
Antonio tuvo que llevar de urgencia al veterinario a Maya, perra a la que adoptó hace dos años. Se desplazó más de cuarenta kilómetros hasta Almerimar (El Ejido), donde se ubica el Centro Veterinario Bienestar Animal. "Tiene un seguro privado y era el sitio más cercano que disponía de máquina para hacerle una radiografía en ese momento", asegura.
La imagen, que se adjunta en el cuerpo de esta noticia, no dejaba lugar a dudas. Maya tenía un anzuelo clavado en su garganta que pudieron retirarle sin que la perra sufriese daños relevantes. Tuvo la suerte que no han tenido otros perros que suelen tragárselo y les llega al estómago, lo que implica que deban realizarse intervenciones más aparatosas que, además de suponer un mayor riesgo para el animal, supone un considerable desembolso económico para los dueños que no los tienen asegurados.
Un entorno lleno de suciedad
"Esto no es de ahora, siempre se ha visto. Dejan tirados los anzuelos con la carnada puesta y evidentemente un perro se siente atraído por el olor y piensa que es comida y lo coge. La gente que practica la pesca debería tener más consideración y cuidar el entorno. Muchos no tienen miramiento, se nota que no es algo que se haya caído por despiste a la arena. Lo tiran", denuncia Antonio, que hace unos días, uno de sus relajantes paseos por la playa se tornó en una desagradable experiencia que, afortunadamente, quedó en un susto.
No siempre pasea a su perra por el mismo sitio. Unas veces va a Retamar, otras a Costacabana y también suele ir al litoral de El Alquián. En todas estas ubicaciones recoge estos anzuelos que, sobre todo en los meses veraniegos cuando hay trasiego de gente en estas playas, suponen también un considerable peligro para el ser humano. "Puedes clavártelo e incluso si vas con niños pequeños podrían tragárselo y ocurrir una tragedia", afirma.
Es la primera vez que Antonio vivía este tipo de experiencias con su perra, aunque siempre ha estado concienciado sobre esta problemática, hasta el punto que siempre va por la playa no deja de mirar al suelo para retirar de la arena estos anzuelos que "pueden causar la muerte", como indican desde el centro en el que intervinieron a Maya en Almerimar.
Es un problema mortal
"Al estar en una localidad costera quizás tengamos aquí más casos que en otros centros veterinarios, pero solemos atender este tipo de caso una vez cada quince días. Digamos que es frecuente", informan desde Bienestar Animal, donde detallan a LA VOZ que las complicaciones dependen de diversos factores: "Que el perro se lo trague y no veas el sedal, puede haber perforaciones y que el anzuelo migre a otros órganos, dañar el esófago, el pulmón, el estómago...".
La intervención para extraerlo implica cirugía, pequeña en el caso de Maya, pero sin duda es un problema que puede acarrear incluso la muerte del animal. Según indican desde este centro veterinario, "la recuperación puede durar hasta una semana, si todo va bien y el anzuelo no ha dañado ningún órgano". Prácticamente todos estos casos son urgencias, lo que supone que pueda costarle a los dueños desde 600 hasta 1.000 euros, teniendo en cuenta la operación y la medicación.
Maya se recupera en casa y en breve estará de nuevo correteando como siempre, pero mientras siga habiendo individuos que no respetan el entorno, que contaminen las playas con peligrosos elementos como son los anzuelos, ni esta podenca ni Antonio, podrán disfrutar con total tranquilidad de un paseo sobre la arena.
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