Drogado y 23 días en el hospital: otro anciano víctima de la falsa cuidadora

La Policía Nacional ha recibido una nueva denuncia vinculada a la falsa cuidadora que fue detenida por drogar y robar a ancianos, además de causar la muerte de uno de ellos.

La última víctima es un varón de 69 años que padece parálisis en el lado izquierdo de su cuerpo. La denuncia fue presentada por una de sus hijas, quien al visitar a su padre, descubrió a una cuidadora desconocida en su casa. La presunta agresora afirmó pertenecer a la misma empresa que comentó a las anteriores víctimas, aunque en este caso, su presencia levantó sospechas.

Según detalla un comunicado reciente emitido por la Policía Nacional, la hija, alertada por la situación, contactó a la cuidadora oficial de su padre, quien confirmó que no debería haber nadie más en la casa. Posteriormente, al regresar al domicilio, la hija escuchó la débil voz de su padre y lo encontró en el suelo, inmovilizado y envuelto en mantas, sujetado por cajas y electrodomésticos.

El anciano, víctima de esta agresión, sufrió 23 días de hospitalización, durante los cuales se le practicó la prueba de tóxicos, resultando positiva en benzodiazepinas. Como consecuencia, las secuelas han obligado a un aumento significativo de su medicación y su traslado a una residencia.

Con este episodio ascienden a seis las víctimas de la mujer detenida la semana pasada y que se hacía pasar por una falsa cuidadora, cuya identificación ha sido reconocida sin lugar a dudas por la familia de la víctima.

El pasado 7 de febrero, tanto LA VOZ como otros medios de comunicación informaron sobre su detención, desencadenando esta nueva denuncia por parte de los familiares afectados que han sufrido las consecuencias de sus acciones.

'Modus operandi'

De acuerdo con la manera de actuar de la detenida, las autoridades policiales relatan que la mujer abordaría a los ancianos explicándoles que venía recomendada por una amiga o que habría sido contratada con anterioridad por la difunta mujer de la víctima. Estos al morder el anzuelo les permitían el acceso a sus hogares, una vez dentro del domicilio y ganada la confianza de los hombres bajo pretexto de compartir un café o un refresco con ellos, la detenida mezclaría barbitúricos en las bebidas de sus víctimas para aturdirlas. Unas dosis que habrían puesto "en grave peligro la vida de los ancianos".