Gracián, el calafate menos goleado

Hacía barcos de día, jugaba al fútbol y portero de discoteca

Tony Fernández
07:05 • 21 may. 2024 / actualizado a las 07:06 • 21 may. 2024

“Llegué a la empresa con 14 años desde la Pescadería y allí me quedé hasta mi jubilación”. No todos pueden contar una historia igual, ya que Gracián Maldonado Garrido, hijo de un patrón de barcos (que fallecía prematuramente) y de Sofía Garrido Fernández nacida en Balerma, hizo en la vida todo lo que pudo porque en realidad lo que le gustaba era: “ser portero de fútbol”. Entró a trabajar en la construcción de barcos siendo un aprendiz y acabó sus días laborales como calafate. Para los más jóvenes hay que recordar que es un oficio que abarca mucho más que el significado de la palabra: sellado de barcos. La empresa ‘Zapata y Hernández’ le privó de embarcarse ya que en casa eran cuatro hermanos y la mar era un buen porvenir: pero muy dura. Llegó en pantalón cortó y acabó sus días de obrero haciendo de todo, porque un calafate en Almería es mucho más que evitar que el barco haga aguas. Mucho más.



Toda una viva mirando al mar como la canción. 



Pescadería es mi vida, sigo viviendo en una travesía de la calle Cordoneros. Mis padres vinieron de Balerma al barrio y aquí llevo toda la vida muy feliz.



Calafate de toda la vida. 



En Almería se le llama así a los que hacen las bacas de pesca y las traíñas. Muchos barcos a lo largo de la vida han pasado por mis manos gracias a Dios. Pero el que hace los barcos se llama carpintero de ribera.



¿Pongo carpintero? 



Pon lo que quieras hacía de todo en la empresa mucho más que poner masilla en las juntas como los calafates. En este trabajo pasé por todos los puestos.



¿Cuántas horas al día? 

Uf, cuando empecé trabajaba hasta los sábados de ocho a una y las tardes de 3 a 8. Todo cambió con el paso de los años y hasta podía jugar al fútbol y entrenar. Todos los comienzos de los trabajos son complicados, pero no me arrepiento de nada.


Y el Servicio Militar... 

En la Marina como todos los de Pescadería, en 1974 me fui a Cádiz, Ferrol, Cartagena. Me metí en los buzos, 18 meses a tope.


¿Cuándo se echa novia? 

Así se decía antes. Fue con 18 años y con María Dolores Mayor López formamos una familia con Aranzazu y Sandra que son nuestras hijas.


¿El fútbol cuando llega? 

Me saqué el Certificado de Estudios Primarios en el Colegio San José de la Calle la Reina para colocarme, y a renglón seguido ficho en el equipo de mi barrio, el Valdivia. De allí salto al Berja, Adra, San Roque, Pavía, San Isidro, Veteranos, luego entrenador...


¿Y la discoteca? 

Siempre quise ser portero pero no de comunidad de vecinos. Conocía a El Zoyo que lo iba a dejar en el Royal Club y me puse de portero diez años por lo menos.


Muchas horas al día. 

Había que sacar a la familia a flote como decimos los calafates y todo el dinero que entraba en casa era poco con las niñas creciendo.


¿Ganó mucha plata? 

Yo vivía de mi nómina y lo demás eran ayudas que me venían muy bien. El dinero nunca ha sido lo más importante para mí. Hay cosas que están por delante en mi escala de valores.


Como cuidar de su mujer. 

Es lo primero, le dio un ictus y le quedó parte del cuerpo paralizado pero está bien de mente y le ayudo en todo. Ahora es lo principal y organizo mi vida en función de lo que necesite.


¿Cuántos años tiene? 

Ya voy por los 70, pero estoy fuerte para cuidar de los dos y mis hijas siempre están al tanto de todo.


¡Viva la familia! 

Siempre, y mi barrio de Pescadería, mis gentes, mis amigos de la infancia, el fútbol, los vecinos...


¿Cómo lleva la jubilación? 

Bien, llevo toda la vida en el barrio y no he perdido contacto con mis orígenes. Eso para mí es muy importante.


Alguna mañana baja al Puerto a ver los barcos.

Me pilla justo al lado pero es por donde me da. Han sido tantos años que me conozco el camino de memoria.


¿Qué duele más un gol o que se colara alguien en el Royal Club sin entrada? 

Me enfadaba mucho cuando encajaba un gol y en el Royal no se me coló nadie que yo recuerde. Nuestros clientes eran buena gente y pasaban por caja. Fueron diez años de discoteca maravillosos.


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