Suena el fandanguillo de Almería en la Plaza Vieja. Tras 19 años de obras, parones y polémicas, las Casas Consistoriales, el Ayuntamiento de 'toda la vida', abre sus puertas para que los almerienses se puedan reencontrar con su propia memoria. Es cierto que esta apertura es temporal, que se realiza sin mobiliario y aún sin atender en su interior a los vecinos, pero es que antes de que arranque su actividad habrá que hacer las presentaciones del nuevo salón noble, de las recién creadas escaleras colgantes, o del nuevo despacho de Alcaldía situado en lo más alto del inmueble.
Y es que, aunque mirando a la fachada el edificio parece el mismo, al entrar uno va intentando reubicar aquellos espacios que un día conoció y de los que tuvo que despedirse aceleradamente el 28 de febrero de 2005 cuando se hundió el suelo del despacho del alcalde o el techo del Archivo Municipal (lo mismo da, que da lo mismo) y se ordenó el desalojo inmediato del cuerpo central, o cuando ya en 2007 le llegó el turno al resto de las estancias de la Casa Prats.
Dentro hay elementos inmutables como el propio archivo que, pieza a pieza, como si de un puzle se tratara, han conseguido montar los restauradores del proyecto. Lo mismo pasa con la gran escalera de subida. Su mármol brilla como nunca, al mirar arriba lo sigue presidiendo la Virgen del Mar y San Indalecio, eso sí, tal y como un día los diseñara su autor y no como aquellos elementos incrustados en la pared que habían acabado siendo.
Allí, donde siempre, está la entrada al que fue salón de plenos, hoy salón noble o de gala. Junto a su puerta, tras superar la etapa del verde y las manos rotas, se encuentra el Sagrado Corazón de Jesús de Nicolás Prados. Aquí las sensaciones no cambian. El suelo es prácticamente el mismo, las vistas al Monumento a Los Coloraos y al Convento de Las Claras siguen en el mismo sitio, la lámpara está espectacular, las puertas siguen ahí aunque restauradas y sobre ellas es imposible distinguir cuales son los marcos originales y las réplicas de escayola de aquellos frisos con angelotes y animales protegiendo la bandera de Almería. A pesar de todo, se nota el cambio. Ahora los paneles de madera brillan y no son oscuros, el papel pintado es azul y dorado dando elegancia a la estancia y el techo, a pesar de sus casetones imitando a la escayola que tenía, ha pasado a ser madera de cáscara de almendras.
En el resto de la Casa Central, como le han puesto a la zona, se han generado estancias de paso. A un lado está la zona de los arcos con toda la piedra restaurada, con el suelo hidráulico colocado; y al otro lado la vieja sala de concejales. Su techo es ahora de casetones similares al salón noble y allí, sobre ese suelo antiguo, recuerdo la gran mesa de reuniones, la esquina donde estaban las magdalenas y las galletas para picar en las ruedas de prensa en la segunda etapa de Santiago Martínez-Cabrejas. A pesar de conocer este espacio como la palma de mi mano, lo cierto es que el cambio es notable cuando miras a la pared y te encuentras con el vítor del siglo XVII descubierto en esta restauración. “La muy noble ciudad de Almería” preside la estancia recordando que esa fue un día la fachada del Ayuntamiento cuando se realizó su traslado allá por 1654.
De aquí el paso te lleva a la galería en la que se ha rescatado la pared original, en la que se pueden ver hasta las vigas de madera que sirvieron para levantar los muros. A partir de aquí llega la zona más desconocida para todos. Eran las antiguas instalaciones de los servicios de Medio Ambiente y Servicios Municipales, nos adentramos en la Casa Prats y aquí todo gira entorno a una nueva escalera colgante, hecha de metal y original del diseño de Susana Ordaz para este espacio. Aquí comienza el itinerario por la parte "funcional" de las Casas Consistoriales.
En este espacio habrá fundamentalmente oficinas, los espacios se han adaptado para poder trabajar en la planta 'sobre primera' y arriba, en lo más alto, la sala de prensa dotada con todos los medios, el despacho de Alcaldía lleno de armarios, y una pequeña sala de reuniones.
Novedades
Cogemos la gran escalera que conecta desde esta planta más alta hasta llegar casi a la puerta 'principal' que da a la Plaza Vieja. Una vez abajo, comprobada la restauración de las arcadas que hay en la zona, se encuentra lo que era el 'encierro municipal', es decir, el lugar en el que en su día se encerraban a los detenidos en el Ayuntamiento. Un espacio que después se convirtió en zona de archivo y que ahora ocupará una Oficina Municipal de Turismo y el propio área de Promoción de la Ciudad. Con puerta propia hacia la calle Juez, todo visitante que inicie su camino hacia la Alcazaba de Almería podrá parar aquí para conocer todos los detalles que necesita de la ciudad.
Las Casas Consistoriales han abierto sus puertas tras casi 20 años de obras, a ellas se entrará por la Plaza de la Administración Vieja, y así lo harán los almerienses que a partir de ahora quieran participar en las visitas guiadas que ha organizado el Ayuntamiento de Almería antes de que este edificio comience a llenarse de muebles, ordenadores, papeles y funcionarios. Será entonces cuando ya se podrá decir que ha vuelto el Ayuntamiento a la Plaza Vieja.
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