Si Almería quiere ser una ciudad de museos que no se olvide del que tiene junto a la Rambla Iniesta a la entrada de la ciudad desde Granada o Murcia. Se llama cementerio de San José y antes de entrar en sus paredes nuestros padres nos enseñaron los agujeros de las balas en la piedra cuando atravesaban el cráneo de miles de inocentes ejecutados a su puerta. Ya no quedan aquellas tumbas con tapa de piedra de la llamada beneficencia y se derribó el edificio de las autopsias.
Todo empieza a ser nuevo, pero se mantienen escenarios que no se deben de perder como la zona de panteones en el segundo recinto, los nichos de los niños a la izquierda pegados a la tapia de la rambla, o la tumba de Celia Viñas nada más entrar a la izquierda y las de algunos nobles que le dan aspecto de otro tiempo.
Hoy que los nichos son de quita y pon. Cuando la perpetuidad hay que pagarla cada cinco años y se comparte el nicho entre la familia; bueno sería que alguien hiciera algo para que no solo en la fiesta de todos los Santos se vean personas y flores por sus calles. La incineración va ganando terreno al reposo en el cementerio para eterno descanso del cuerpo, porque las almas nadie sabe donde van.
Visita
Acabo de entrar al cementerio y me recibe muy atento Paco Burgos (mi enterrador de cabecera). Como tantas veces le pregunto por personajes de Almería para que me los ubique en el cementerio y me llevo una nueva decepción: los han desenterrado. Hace unos días leía en LA VOZ de Almería una propuesta para hacer del cementerio de la ciudad una especie de museo como el de Monjuit en Barcelona o el de Torrero en Zaragoza, el de Sevilla o Granada. Hemos perdido otra oportunidad. Hace unos 20 años el cementerio estaba intacto y en el nicho número uno había un señor de finales del siglo XIX pero ahora hay uno del dos mil y pico. Mi padre nos llevaba a los 5 hermanos que somos al cementerio, y nos daba una clase magistral con los almerienses de la Guerra Civil. El Cementerio de Almería mantenía un orden de tiempos de enterramiento y daba gusto verlo.
La zona de los niños que morían por las epidemias, los muertos de la postguerra, los del edificio Azorín, los niños de la explosión de la calle Gerona etc. Ya los han sacado a casi todos y la zona de los Panteones (la más bonita de todas) está de pena. Por no decir el último recinto semiabandonado. Ha perdido la gracia el cementerio y ahora todo se mezcla y en mis visitas veo sacar más que enterrar. Aquella perpetuidad se la han pasado por el forro y meten en bolsas a los que pagaron sabiendo que muchos de ellos ya no tienen ni familia que les pague su descanso.
Nadie va
Cada vez veo un menor número de visitantes al cementerio, a veces me cruzo con los que ponen las lápidas y los operarios. Poco más con nichos de quita y pon. Madre mía. El nicho de Conchita Robles por suerte se mantiene, pero con una lápida de los años 70. A Celia Viñas le respetaron su descanso eterno en la tierra pero se ha mezclado todo cuando antes uno recorría el cementerio y veía la evolución de las lápidas y aquellas tumbas de beneficencia desaparecidas para siempre. Cuando llega la fiesta de todos los Santos no hay manera de dar un paso por las calles del cementerio y cualquier día de la semana siempre estamos los mismos y mirando por si viene alguien y nos da un susto. Qué solos están nuestros muertos.
Cómo hemos cambiado: de la tierra al nicho, del nicho al panteón y ahora los columbarios para las cenizas al entrar a mano derecha. Que se vayan dando prisa con lo del museo porque vamos tarde y todo está ‘revuelto’ y en el nicho número uno ya no descansa aquel primer muerto del mil ochocientos y pico. Qué bonito y cuánta paz cuando voy a ver a mi padre, mis tíos, mis abuelos y tantos amigos que visito porque les sigo teniendo un enorme cariño. Están tan solos...
Incineración
Yo que le tenía dicho a Paco Burgos donde quería descansar para siempre, ya le he anunciado mi decisión de ser incinerado porque no quiero dejar cargas económicas a mis hijos y a mis nietos. Ya ha pagado bastante mi madre por el eterno descanso de mi padre. Ella murió y descansa en un ‘quinto piso’ porque no hubo manera. Madremía. Qué bello es nuestro cementerio de San José por fuera y a lo lejos, porque en las distancias cortas puedes comprobar como la empresa privada lo ha mezclado todo. Nadie hizo nada y la gente prefiere ‘quemarse’.
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