Cada loncha, suave y limpia: Almería reúne a los pata negra del corte de jamón

En un ambiente festivo y lleno de aromas irresistibles, Almería ha acogido en el día de hoy el III Concurso Nacional de Cortadores de Jamón Ciudad de Almería, un evento que celebra la maestría y el arte de cortar jamón, tan arraigados en la cultura española. El escenario elegido fue el Parque de la Estación, donde diez cortadores profesionales, provenientes de diferentes rincones de España, mostraron su destreza con el cuchillo. Entre ellos destacó el almeriense Francisco Franco, quien se ha ganado un lugar dentro del circuito de la Liga Nacional de Cortadores de Jamón (AECCJ).

Tradición y maestría en cada loncha

El concurso ha reunido a un centenar de asistentes, amantes del jamón y de la tradición gastronómica. A partir de las 12.00horas, las filas comenzaron a formarse en el parque, atraídas por la promesa de degustar un plato de jamón recién cortado por manos expertas. Aunque la espera fue inevitable, nadie parecía impacientarse. Algunos aprovecharon para disfrutar de otras delicias clásicas del tapeo como el lomo o la morcilla.

Los cortadores participantes desplegaron su arte con precisión y elegancia en la maza, la babilla y la contramaza, transformando cada loncha en una obra maestra. Este concurso no es solo una competición cuyo objetivo es reconocer y premiar al cortador profesional que demuestre su mayor habilidad, estilo y creatividad a la hora de cortar un jamón, sino una muestra del respeto por un producto que forma parte del alma gastronómica de España.

El evento fue posible gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento de Almería, la Liga Nacional de Cortadores de Jamón y el esfuerzo del cortador y hostelero almeriense Antonio Ortuño, quien fue una pieza clave en la organización.

Cuando se corta con pasión, se vive mejor

Este tipo de encuentros no solo promueven la cultura del jamón, sino que también posicionan a Almería como un referente gastronómico en el panorama nacional. Jamón y costumbre, un maridaje perfecto La jornada fue mucho más que un concurso; se convirtió en un punto de encuentro para vecinos y visitantes. Familias, grupos de amigos y curiosos disfrutaron de un día al aire libre, mientras los cortadores, con destreza ofrecían un espectáculo lleno de precisión. Los jueces, atentos a cada detalle, controlaban el desarrollo del concurso, asegurándose de que cada corte fuera perfecto y de que el arte del jamón se exhibiera en su máxima expresión.

Para los asistentes, no solo fue una oportunidad para degustar este manjar, sino también para apreciar el talento de los cortadores, cuya habilidad es una mezcla de técnica, paciencia y amor por su oficio. Este concurso no solo reafirma el papel de Almería como un lugar comprometido con la tradición y la gastronomía, sino que también resalta el esfuerzo de los organizadores y participantes por mantener viva una de las grandes artes de la cocina española. Mientras el día terminaba y los últimos platos de jamón eran servidos, los almerienses se marchaban con una sonrisa y un sabor inolvidable en el paladar, recordando que el jamón, cuando se corta con pasión, sabe mejor.