Ayer, a media tarde, cinco horas menos en Argentina, LA VOZ se ponía en contacto con el sacerdote de Velez Rubio Alfonso Sola López, se encontraba en la casa sacerdotal del también sacerdote almeriense Rafael García Yebra, en Tierra Grande, diócesis Argentina de Viedma, se encontraba comiendo arroz con pollo y judías verdes, que García Yebra le había cocinado, recuperándose despues de recibir el alta por las cinco puñaladas recibidas.
Los hechos Alfonso Sola se encontraba en su casa junto a un joven, menor de edad, para charlar con él. “Se ve que me metí un poquito a fondo en algo que no le gustó, puede que haya ahí un problema algo psicológico o psiquiátrico, e hizo que de pronto yo me sintiera agredido por las espaldas. Yo me encontraba leyendo tranquilamente las oraciones de la tarde cuando me sentí agredido. Cuando reaccioné le pregunté qué estaba pasando”, rememora el sacerdote Alfonso sola.
La actitud de diálogo del sacerdote con el joven hizo que la agresión se detuviera y se convenciera que era mejor para él quitarse de enmedio y que saliera a pedir ayuda. “Así que aunque tuviera algún problema de trastorno, la parte buena se impuso puesto que el agresor podía haber terminado conmigo. No lo hizo y permitió que yo saliera a pedir ayuda”, indica Sola López.
Cinco puñaladas
El sacerdote almeriense recibió cinco puñaladas, cuatro superficiales y una cerca del pulmón, la más grave, el pasado domingo 30 de marzo.
“Hubo una actuación, primero de la policía, muy buena, pues nada más avisarles me trasladaron al hospital rápidamente y en el hospital, una actuación muy eficaz del equipo médico y lo único que tuvieron que hacerme fue ponerme un tubo de drenaje, para que la sangre el pulmón fuera saliendo y el pasado viernes me quitaron el drenaje y me dieron el alta” indica el sacerdote.
Alfonso Sola, considera que todas las cosas que ocurren en la vida tienen un aspecto positivo. “De esta situación he sacado más ventajas que inconvenientes.Primero el afrontar la muerte, sabiendo que te puedes morir, algo para lo que hemos nacido. Los creyentes sabemos que de lo que se trata en esta vida es de ir construyendo una etapa definitivo. Yo en esos momentos le decía al chico que me agredía: ‘Yo no pierdo. Yo ya me voy al cielo y no hay problema, pero para tí va a haber un mayor perjuicio. No fue la agresión con un dolor intenso. Se desarrolló con paz. La gente de San Antonio se ha volcado. En el propio hospital ha habido charlas muy enriquecedoras. Para mí esto ha sido como un regalo de Dios en esta época próxima a la Semana Santa”, expresa.
Conclusión del sacerdote
Con esta situación que ha vivido, el sacerdote saca como conclusión que “estas cosas nos tienen que llevar a preocuparnos mucho por una juventud que muchas veces padece las consecuencias de una sociedad en la que solo se valora el ser más, el tener más y entonces tiene que haber un modelo de cultura y educación para que la convivencia sea posible”, dice Sola López.
Desea poner su granito de arena donde no solo vaya lo religioso como algo espiritual, sino también con un compromiso social.
“Cuando trabajaba en España como albañil, los sueños eran que iba a cambiar la sociedad. Pensábamos que iba a pasar la sociedad capitalista a una sociedad socialista del estimo latinoamericano, más humanista. Bien eso ya pasó. Aquello ya pasó y yo estamos en una etapa donde no es una época de cambio sino un cambio de
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