El castillo de naipes levantado por Jonathan Moya González se derrumba. La investigación de la Guardia Civil desmonta la última versión del presunto asesino de la niña onubense Míriam Cuerda y coloca al joven fiñanero al borde del precipicio judicial.
Según un auto del Juzgado de Instrucción número Dos de Almería, al que ha tenido acceso LA VOZ, la versión ofrecida por Moya sobre la participación de un vecino de Fiñana en la muerte de la niña de 16 meses carece de base. “No existe indicio alguno de la participación del mismo en los hechos investigados”, dice el magistrado Jesús Hernández Columna, que cita un “informe elaborado por la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de Almería presentada el 4 de junio”.
Desde su detención el 27 de diciembre de 2012 en el cortijo de su padre en Abrucena, Jonathan Moya ofreció tres versiones sobre los hechos. En ellas involucró al padre de la niña Míriam Cuerda, a un grupo de mafiosos sevillanos vinculados a la prostitución y a un conocido de Fiñana. Todas fueron desacreditadas por la Policía Judicial.
De hecho, los relatos contradictorios son claves en la decisión del magistrado. Hernández Columna rechaza en el citado auto la petición de la acusación particular de realizar una reconstrucción de los hechos en la comarca de Nacimiento, donde se produjo el secuestro y la muerte del bebé, hallado en el fondo de una balsa de riesgo de Abrucena. “Dada la existencia de tres versiones diferentes que ha ofrecido Jonathan Moya González, además del tiempo transcurrido desde el inicio de la instrucción (...) no es procedente la práctica de la diligencia”, argumenta.
La resolución del Juzgado de Instrucción número Dos de Almería desestima pruebas claves de la defensa y ha motiva un recurso del letrado José Ramón Cantalejo. No obstante, el juez sí ordena llevar a cabo otras diligencias vinculadas a asuntos relevantes como la autopsia o las capacidades volitivas del principal acusado del crimen.
Los peritos forenses tendrán que emitir un nuevo informe para aclarar la data de la muerte (la horquilla actual es de 48 horas, situación que provoca varias tesis sobre el momento y el lugar de la muerte), si se encontraron restos de cuerdo cabelludo en las heridas de la niña y si el traumatismo craneoencefálico “es compatible con una caída fortuita en el monte o campo al ser transportada en brazos durante la marcha de un varón de corpulencia media” (Moya dijo que su amigo se cayó con la pequeña).
Análisis Del mismo modo, el magistrado ordenó la realización de un análisis del perfil psicológico de Jonathan Moya, cuyas conclusiones se añadirán al procedimiento. El joven ha pasado los últimos meses de internamiento en el centro penitenciario de Herrera de la Mancha (Ciudad Real). El viernes 18 fue trasladado hasta la prisión de El Acebuche y el pasado lunes se sometió a la prueba en el Instituto de Medicina Legal de Almería, según fuentes jurídicas consultadas.
José Ramón Cantalejo, letrado de Moya, solicitó al Juzgado de Instrucción número Dos de Almería la práctica de 12 diligencias, entre ellas reconocimientos fotográficos, pruebas de ADN de un vecino de Fiñana y declaración de una pareja de conocidos del imputado.
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