“Doctor, tengo gripe y me he vacunado”

La vacuna protege frente a hospitalizaciones y fallecimientos más que frente al padecimiento del cuadro

Dosis de la vacuna de la gripe durante la campaña de vacunación de 2014.
Dosis de la vacuna de la gripe durante la campaña de vacunación de 2014.
María Medina
22:18 • 01 feb. 2015

Miguel D.P. tiene 42 años y padece gripe. Lo curioso es que se vacunó frente a este virus en noviembre pasado porque, por su profesión, estaba en un grupo considerado de riesgo. Cuando empezó con los síntomas y acudió al médico se quedó sorprendido cuando fue diagnosticado como afectado por gripe. “¿Es esto posible?”, se preguntó.




Sí. Y el caso de este almeriense no es único. La eficacia de la vacuna de la gripe, según algunos estudios, está evaluada entre un 50 y un 65% en adultos sanos, aunque diferentes investigaciones muestran que protege más frente a hospitalizaciones que frente a su padecimiento.
No se puede olvidar que la vacuna antigripal que se administra en Andalucía es frente a las tres cepas del virus que más han circulado en los meses anteriores, pero no protege frente a los 200 tipos de virus respiratorios y gripales que están ahora mismo circulando.




Los beneficios Eso sí, tiene “beneficios claramente contrastados”, asegura la responsable de Salud Pública en Almería, Pilar Barroso, que apunta cómo los estudios de efectividad de la vacuna hablan de la reducción de un 70% de los ingresos hospitalarios entre las personas vacunadas y, fundamentalmente, de un 55% menos de mortalidad asociada a este virus.




Por otra parte, incide, es habitual confundir la gripe con otras enfermedades respiratorias y cuadros catarrales que, en principio, no revisten la misma importancia ni son tan graves como la gripe. Aunque eso sí, puede ocurrir que, aun vacunado, se padezca un cuadro gripal. Otra cuestión a tener en cuenta es que hacen falta dos semanas para lograr que la vacuna administrada cree los anticuerpos necesarios en la persona. Anticuerpos que, por otra parte, serán, más o menos, en función de la edad de la persona vacunada y también de su salud.




El virus causante de la gripe tiene una elevada capacidad de sufrir variaciones en sus antígenos de superficie (proteínas que tienen especial relevancia en la capacidad de infección del virus y frente a las que los seres humanos producimos anticuerpos que nos protegen).




Un virus cambiante Estas variaciones implican la aparición de nuevos virus gripales, frente a los que el ser humano no tiene protección. Actualmente, “existen vacunas antigripales con una alta efectividad y seguridad para controlar la gripe, pero debido a esta alta capacidad de los virus gripales de variar año tras año la vacuna debe actualizarse cada nueva temporada y administrarse anualmente”, informa el Ministerio de Sanidad en su página web. La vacuna se prepara con antelación y a expensas de lo que la red de centinelas vaya detectando sobre los virus que circulan. El preparado que se ha administrado en esta última campaña protege frente a dos cepas de la gripe A y una más de la B, las tres que más han circulado.




De cualquier modo, los sanitarios abogan por la vacuna como la mejor protección. Y es que, quien está vacunado pasará mejor los efectos del virus gripal que quien no tiene inmunidad. Es, al menos, la teoría, aunque para quien padece hoy los síntomas no sirva, quizá, de consuelo.





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