La huella de los árabes asentados en la provincia de Almería ha dejado a su paso tradiciones tan apasionantes como la alfarería. En la actualidad, esta actividad artesana está desapareciendo, y poco a poco se extinguen los talleres que antes se contaban por decenas en distintos puntos del mapa almeriense, como Sorbas, Níjar, Tabernas o Vera.
‘Alfaralmería’
Este año se celebra la XXVI edición de la Feria de Alfarería 'Alfaralmería’, emplazada como cada mes de Agosto en la Rambla Federico García Lorca, en la que se muestran las mejores piezas artesanas traídas de todos los puntos de España e incluso de Portugal, con el fin de realzar la actividad y darla a conocer. Cuatro representantes de la provincia –Alfarería Colella López (Fondón); Alfarería Robles y Antonio Flores (Almería); y Luis ‘El Puntas’ (Albox)-, además de treinta y seis establecimientos más de Granada, Toledo, Badajoz, Murcia o Jaén, entre otras ciudades, estarán presentes en el evento.
Los artesanos trasladan sus piezas al que se ha convertido en uno de los mercados más tradicionales de la Feria. La rambla irradiará color y belleza entre los días 22 y 26 de Agosto, con las jaimas rebosantes de platos, vasijas, tazas y todo tipo de artículos realizados en barro y decorados con el más absoluto mimo y cuidado.
Tradición alfarera
Esta actividad –por el momento- sigue viva en la provincia, aunque son cada vez menos artesanos los que se dedican al oficio de la alfarería. En el pueblo de Níjar han llegado a existir treinta talleres, de los cuales quedan dos, “y en vías de extinción”, cuenta Baldomero García, el encargado de uno de ellos.
El arte de trabajar con las manos se está perdiendo, las nuevas generaciones no están por la labor de seguir y es complicado mantener esta profesión tan bonita como sacrificada. Baldomero se encarga de todo el proceso de creación de las piezas: realización en el torno, capa de engobe, cocción en el horno y decoración.
A principios de 1800 (1810-1820) comenzó en la familia de Baldomero la tradición alfarera que persiste siete generaciones después. Desde que tiene uso de razón ha visto dar vueltas al torno, y ha moldeado el barro junto a su padre y su abuelo en su más tierna infancia. A los trece años entró en el taller como aprendiz –situado en el barrio alfarero-, y ahora, treinta y siete años después, han salido de sus manos miles de piezas que han ido a parar a hogares de medio mundo. “La mayoría son decorativas o utilitarias: vajillas, fuentes, tazas o jarrones”, explica el artesano. “Son piezas únicas y exclusivas, ninguna es igual a la otra”.
Sorbas, foco principal
Algo más al norte de la provincia, en Sorbas, también existió un foco importante en el arte del barro. El municipio fue considerado el principal centro alfarero de Almería, y aún quedan vestigios de lo que fue un hervidero de artesanos y comercio tradicional.
El taller Juan Simón –ubicado en el barrio alfarero- es el único que sigue funcionando en la actualidad. Cuatro generaciones dedicadas al moldeado del barro, creando piezas típicas de la zona como el gallo o ‘el ajuarico’. José Miguel García regenta junto a su familia este taller centenario, en el que el torno no para nunca y las estanterías están adornadas con piezas de atractivos colores, formas y acabados.
En las inmediaciones del mítico taller, se encuentra un horno de origen árabe que “es posible que sea del siglo XI”, cuenta Juan Miguel. ¡Larga vida a la alfarería!
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