El Gran Hotel Almería, esa gran mole con forma de acordeón al final de La Rambla, después de tanto tiempo de espera, no tiene ningún futuro escrito. El establecimiento turístico, el más imponente de la ciudad, al que los almerienses miran con tristeza cada vez que pasan por Reina Regente, suma tres años y medio cerrado y su apertura parece incierta.
Es tal el galimatías jurídico y de sociedades interpuestas que cerca el inmueble abierto en 1967, que cualquier intento de aclarar su devenir supone entrar en un laberinto sin salidas. Son muchos los actores principales y secundarios que sobrevuelan el emporio de 105 habitaciones diseñado por el arquitecto Fernando Cassinello hace 51 años.
Hay, sin embargo, algunas certezas, entre tantas arenas movedizas, a las que ha accedido este periódico: el propietario del pleno domino, a la fecha, es la sociedad unipersonal Hoteles y Apartamentos del Sureste, en la que han aparecido como administradores , entre otros, Miguel Rifá, Luis Felipe de Cunha, Matilde Soares, Manuel Córdoba Pérez y Teófilo López Romero; el Ayuntamiento no tiene ya ningún derecho de reversión del inmueble por no ejercer actividad -devengó en 1983- a los veinte años, desde que se cedió gratuitamente el solar que ocupaba el antiguo Trianon ante el notario Juan Algarra Oña; Miguel Rifá, su propietario todavía, entre toda la retahíla de sociedades interpuestas, debe en torno a 26 millones de euros por el Gran Hotel, distribuidos de la siguiente forma: 13 millones del préstamo hipotecario formalizado con el Banco Popular en 2006, más todos los intereses de demora, más una ampliación de la hipoteca en 2010 con fecha final de vencimiento en 2027. La finca está afectada también por el impago de la liquidación de los impuestos de actos jurídicos documentados. A ello se une un embargo ejecutivo por una deuda de seis millones de euros con la Tesorería General de la Seguridad Social, según anotación de 2016 con procedimiento administrativo de apremio.
Rifá tiene también pendiente con la Agencia Tributaria una deuda de 27,5 millones en la sociedad Predios del Sureste y de 8,8 millones con la sociedad Hotel Almería. Sin embargo, y a pesar de que pueda costar entenderlo, a día de hoy, el empresario de origen catalán sigue teniendo en su bolsillo las llaves del Hotel.
Al contrario de lo que hicieron el Banco Sabadell y el Ayuntamiento con el Hotel Bellavista, en Roquetas, también de Rifá, que ejecutaron la deuda en 2014 y subastaron el hotel; o la Agencia Tributaria, que hizo lo propio con el Salinas Mar, también en Roquetas, el Santander, heredero de los activos de Banco Popular, no termina de ejecutar la deuda, que está en manos de Aliseda (Blackstone 51% y Santander (49%).
Un contrato de arrendamiento por 25 años es la clave por la que parece que el banco de Ana Patricia Botín no se atreve a hincarle el diente a este apetitoso hotel almeriense que Rifá le compró hace más de una década a la sociedad que formaban los Tara, Góngora, Pérez de los Cobos y Cuadrado, entre otros. Fuentes del sector aseguran que se trata de una treta ya puesta en práctica por Rifá con el Salinas Mar roquetero: el hotel se subastó, perdió la propiedad, pero como tenía los derechos de arrendamiento, a través de Citymar, siguió con el hotel.
Para curarse en salud, Rifá arrendó el hotel en 2009 por 25 años a Gestión Hotelera Nevada, previsiblemente también de su propiedad, y en 2016 cedió el arrendamiento a otra sociedad, que tiene derechos adquirido para no ser desalojada por el Santander, en el caso que reabra el hotel, hasta 2034.
Un grupo inversor del sector hotelero, con socios en Almería, Barcelona y Zaragoza, que no ha querido desvelar su nombre, asegura ser, en la actualidad, el subarrendatario del Gran Hotel Almería, que quiere reabrir el establecimiento a finales de este verano a través de la cadena Ohtels.
El mismo grupo subarrendatario asegura que está negociando también con el fondo Blackstone, socio del Santander en Aliseda, para quedarse con la propiedad del inmueble en cinco años.
Desde la cadena Ohtels, que ya cuenta con la explotación de tres hoteles en la provincia -dos en Roquetas y uno en El Toyo- ni se confirma ni se desmiente su participación en el proyecto de reapertura del Gran Hotel, solo conminan a hablar con el subarrendatario. Ohtels, cadena con sede en Salou (Tarragona), también se ha quedado con la explotación de otros hoteles propiedad de Rifá como el Alcazaba Mar, ahora Cabogata y el San Antón, en Granada, que fue antes aún del empresario Avila Rojas.
Los cálculos de esta sociedad, que asegura tener una contrastada experiencia en distintos eslabones del sector, son los de abrir a finales de agosto. Y matizan que “todo dependerá también de la disposición del Ayuntamiento con la licencia de obras”. Calculan que la inversión necesaria, con el pago de licencias superaría el millón de euros, para el que afirman que ya cuentan con financiación.
Añaden que “por dentro, el hotel no está tan deteriorado, no se necesita hacer grandes inversiones, la estructura está en buenas condiciones y están hasta las vajillas y los complementos del baño, lo que no queremos es que se convierta en un nuevo Zafiro, pasto del vandalismo”.
El Gran Hotel tiene también debajo una agencia de viajes, Viajes Alborán, con contrato de arrendamiento en vigor, donde antes hubo una discoteca. Según el portavoz del grupo que quiere reabrir el hotel, “nuestra intención no es pagar a nadie para anticipar el cese de ese arrendamiento, nos adaptaremos hasta que venza, que creemos que es en el plazo de dos años. Al lado hay otro local vacío, donde hubo una tienda de ropa, para la que estamos pensando darle también algún uso comercial u hostelero, mirando al Parque”.
Desde el área de Urbanismo se ha informado a este periódico, sin embargo, que a la fecha actual no se ha presentado ninguna solicitud de licencia de obra para el Gran Hotel ni de licencia de apertura y actividad.
Hace un año sí se cursó una licencia de obra menor para el arreglo de unas cuartos de baño dentro del hotel. Según Urbanismo, se le hizo requerimiento de mayor información pero no hubo respuesta y desde entonces no ha habido ninguna actividad más.
Por el Gran Hotel se han interesado en los últimos años, desde su cierre en la víspera de la Nochebuena de 2014, varios grupos inversores nacionales e internacionales junto a propietarios particulares, sin que haya cristalizado, que haya transcendido, ninguna operación.
Ante la maraña judicial en la que se encuentra, algunas iniciativas han desistido de seguir adelante. Mientras tanto, este icono de la ciudad, el hotel del cine, de las estrellas de Hollywood, de Steven Spielberg y de Ringo Starr, sigue cerrado a cal y canto, a falta de mayor disposición de las partes para que pueda volver a brillar donde termina la Rambla y empieza el Parque.
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