Ayer nació en útero almeriense la Plataforma Tierra -con la e invertida mirando desafiante a la i- como el nuevo paso que da Cajamar para capitanear todo lo que tenga algún perfume a campo. No es ya la caja de los 70, ni de los 80, es ya una entidad que -como el resto- está inmersa en un mundo gobernado por el wifi; ayer nació este ambicioso ágora con ese nombre que suena a telefilme espacial y que aspira a ser una comunidad -la comunidad- de intercambio de conocimiento del sector agroalimentario español. Con el mismo énfasis de siempre por estar cerca del balate, aunque con la digitalización y la tecnología como aliada.
Si en 1975, Juan del Aguila y sus colaboradores hallaron en el paraje ejidense de Las Palmerillas la Tierra Prometida donde manaba leche y miel para investigar y ensayar nuevos modelos y variedades agrícolas, ahora Eduardo Baamonde y Roberto García Torrente han arribado a una nueva orilla en la historia de Cajamar. Seguro que si el fundador hubiera estado ayer en esa mesa semicircular de la presentación, hubiera vuelto a decir lo mismo que siempre decía: “Somos el adjetivo del sustantivo que es el agricultor”. Desde 2006 que se creó la Fundación Cajamar, desde la vieja rural almeriense no se le había dado tal categoría a un acto como el que se le dio al de ayer. Allí estaba el ministro Planas como vicario catedralicio de este nuevo bautizo que tratará de convertirse en el gran mercado de la información agrícola; se podrá por ejemplo medir la huella de carbono que cualquier actividad o un control integrado de plagas y estará abierta a toda la industria agroalimentaria de forma gratuita en la mayor parte de los contenidos. Se trata de un universo de contenidos accesible a golpe de click para el que quiera saber, sepa y el que ya sabe, sepa más aún.
En definitiva, una biblia para un sector primario, que cada vez es menos primario, y para toda la cadena de la industria agroalimentaria, que se tiene que encargar de alimentar con frutas y hortalizas a cerca de 500 millones de bocas europeas. No existe negocio más seguro y menos cíclico que dar de comer.
Uno veía la cara de satisfacción de Roberto García o de Alejandro Blaas, como si hubieran roto aguas con la presentación de esta Plataforma que ellos han ido ideando y a la que asistieron en directo decenas de periodistas de toda España que bombardearon al ministro con asuntos sobre la PAC, la cadena alimentaria, las desavenencias políticas por las ayudas europeas para la agricultura, aunque la protagonista ayer fue la Plataforma Tierra, un canal de comunicación solo experimentado hasta ahora por otras entidades cooperativas europeas como la holandesa Rabobank o o la francesa Credit Agricole.
Quien da primero da dos veces y es Cajamar la que se adelanta con la creación de esta nueva comunidad de conocimiento en español que compatibilizará una actividad que se viene haciendo desde el Neolítico con todo el saber acumulado y volcado en la red como la mayor biblioteca agro jamás conocida.
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