Almería, que padece una pertinaz sequía como el resto del país, no está tan mal. Al menos eso es lo que cree Julio Berbel, un catedrático de la Universidad de Córdoba y miembro del Comité de Expertos de la Sequía de la Junta de Andalucía. Considera Berbel que "no es lo mismo la sequía como la viven en Almería, donde tienen desaladoras, que como se vive en el Guadalquivir, donde no hay posibilidad de desalar, o como la viven en Huelva, donde hay un poco más de agua". "La sequía es muy compleja en cada sitio", ha remarcado, para subrayar que "el secano está sufriendo muchísimo y el regadío depende del sitio".
La provincia cuenta con seis desaladoras, Balerma, Almería, Rambla Morales, Carboneras, Palomares y Villaricos, pero dos de ellas están en el dique seco. También sufre las consecuencias de la sequía de la cuenca del Guadalquivir, al tener interrumpido el trasvase del Negratín al Almanzora.
Julio Berbel, quien aborda la relación urbano-rural en el comité de experto, ha manifestado en un encuentro de gestión de agua desarrollado en Córdoba que "el daño más fuerte y potente que se observa es en el secano, que es brutal, porque llevan cinco años sin lluvia", mientras que "el regadío ha sido capaz de aguantar cuatro años", de modo que "con cinco años de baja lluvia sólo al quinto año el regadío empieza a estar seriamente afectado".
En relación con las balsas, Berbel ha explicado que son "muy importantes y hay que agilizarlas", porque "ahí no hay conflicto", de manera que "se puede coger el agua invernal cuando el río Guadalquivir lleva agua, que a veces lleva", aunque ha aseverado que "está siendo muy lenta la Confederación en la autorización de las balsas".
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