Tabernas ve crecer, a pesar de la crisis de precios, la superficie de olivar. Junto a la carretera N-340, la única ruta que unía el Levante de la provincia con la capital, se pueden divisar, hasta donde la vista alcanza, cientos y cientos de plantones que en menos de dos años empezarán poco a poco a dar aceituna.
Una de las inversiones más potentes en esta zona la está realizando el empresario del sector del transporte Juan Carrión Cáceres, que adquirió una superficie de 200 hectáreas y posteriormente se ha quedado con la antigua bodegas Perfer (Agrosol), en el término de Lucainena, que pertenecía a la promotora Fadesa de Manuel Jove y en ultima instancia a Martinsa con una superficie de 1.500 hectáreas.
Carrión tiene ya en producción cerca de 500 hectáreas y se ha convertido en uno de los principales productores de esa zona olivarera de la provincia, una de las que más empuje en comercialización de marca está adquiriendo junto a Olivar del Desierto y Castillo de Tabernas de Rafael Ubeda y, en ecológico, Oro del Desierto, de Rafael Alonso. La zona de Tabernas se ha especializado en los últimos años en el cultivo del olivar superintensivo que realiza la labor de plantación, recolección y poda de forma automatizada. Esta máquina, que cosecha en la zona a través de una empresa de Córdoba, recoge la aceituna de 7.000 olivos, que se distribuyen en unas seis hectáreas, en unas ocho horas y la deposita en la almaza a un precio de unos 1.500 euros.
Automatización Esta automatización del proceso está propiciando unos precios más competitivos para el productor que se ahorra jornales de recolección.
El caballo de batalla ahora de estos productores es seguir haciendo marca y creciendo en calidad en el proceso oleícola. “Antes se mezclaba la aceituna de suelo con la del árbol, ahora no, y se procura molturar en menos de doce horas desde que se recoge del árbol. Además se moltura en frío a menos de 27 grados”, señala el productor y comercializador Rafael ubeda.
Sin embargo, las previsiones para la campaña venidera no son muy halagüeñas por la sequía. El presidente de la Asociación de Almazaras, Ricardo García, expone que “aún es pronto para hacer un pronóstico preciso, pero estimamos que la producción de aceite puede bajar hasta un 20% si continúa sin llover”.
El pasado año también fue a la baja, con 9.500 toneladas de aceite, un 15% menos que en 2012 cuando las almazaras de la provincia cerraron el año con una producción de 11.000 toneladas de aceite y 45 millones de kilos de aceituna cosechada.
Las tres principales zonas productoras en la provincia son Tabernas, Almanzora y Nacimiento, donde se encuadran los olivos alpujarreños.
Si se tiene en cuenta que esta producción intensiva de olivar permite planta hasta 1.800 olivos por hectárea, una vez que se recupere toda la antiga finca de parras de Agrosol y se ponga en producción, la zona crecerá en más de un millón de olivos.
El principal comprador del aceite de oliva almeriense es Italia que, en buena parte, lo adquiere a granel. Sin embargo, Almería ha crecido en los últimos años en marcas propias con valor añadido.
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