Desde hace más de 30 años, desde que se levantaron las últimas parras en las zonas agrícolas de la provincia, Almería comercializa en torno a diez referencias de productos hortofrutícolas (tomate, pepino, pimiento, berenjena, calabacín, judía, sandía, melón, lechuga y bróculi).
La gama de variedades ha permanecido casi inmutable en estas últimas décadas, como si Carrefour siguiera vendiendo los mismos productos que vendía Pryca o, antes aún, Simago.
Expertos del sector, pertenecientes a la Mesa de la Economía, han detectado posibilidades de producción de nuevos cultivos bajo plástico en los invernaderos, sobre todo en nuevas variedades como mango, papaya, chirimoya o aguacate, productos cada vez más demandados por los clientes tradicionales del campo almeriense.
La finca experimental de Las Palmerillas de Cajamar viene realizando en los últimos años jornadas técnicas para conciencias a los agricultores de las posibilidades de negocio que se abren con nuevas variedades que cuentan con menos rivalidad de países competidores.
El énfasis de los analistas, no obstante, no se pone solo en la producción sino también en la comercialización: Holanda ofrece a sus clientes más de 50 variedades vegetales diferentes. La mayoría no las produce en su país, sino que las importa de otros países aprovechando su competitiva logística y su posición de privilegio en los mercados europeos.
Cooperación
Almería, según este análisis, bien podría también comercializar en sus empresas del sector este tipo de productos como complemento a las variedades clásicas como el tomate, pimiento o pepino.
Para este tipo de iniciativas de ampliación de portfolio, los técnicos proponen acometer proyectos de cooperación colectiva entre empresas comercializadoras sean cooperativas o alhóndigas.
Almería tiene aún el hándicap de que cuenta con un ciclo productivo de ocho o nueve meses de cultivo en invernadero y no ha sido capaz de alcanzar los doce meses comerciables que podría conseguir “dando el salto comercial a otras regiones de producción de España, generalmente al aire libre”. A pesar de los prejuicios que puedan existir y la inquietud que pueda generar, los expertos de la Mesa consideran que es necesario complementar la oferta de la propia agricultura de primor almeriense con importaciones para determinados productos y en determinados periodos. “Tenemos que eliminar el tabú que existe en la sociedad almeriense de que la importación de productos es mala por naturaleza”.
En La Cañada de San Urbano hay un productor, Manuel Ramón Berenguel, que ha empezado a producir papaya almeriense bajo invernadero. Berenguel no lanza aún las campanas al vuelo, pero ya ha empezado a comercializarlas en la Plaza del Mercado.
En los Llanos de El Alquián, también el empresario del sector, Fernando Cosmen, ha experimentado con algunas variedades de hueso como el albaricoque.
Desde la Estación Experimental Las Palmerillas insisten en que productos como el aguacate, nísperos o el mango son cultivos susceptibles de estar en la pizarra de precios.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/20/economia/64982/almeria-tendria-mercado-para-ampliar-de-10-a-50-sus-variedades-horticolas