Tenía razón José Antonio Pardo cuando, hace un par de años largos, decía que a la hermandad del Calvario le iba a venir bien entrar en Carrera Oficial. Lo vaticinaba como motivo de crecimiento en la nómina de penitentes y de asentamiento de la Hermandad en el barrio y no se equivocó. Así que, al César lo que es del César y, el Calvario, a Dios. Y yo pensando por aquel entonces que aquello era un error. Pues sí que lo fue, pero mío.
Sin darnos cuenta, el Calvario se ha convertido en una hermandad con el empaque necesario para entrar por derecho en la nómina de cofradías que procesionan en los días santos. Este año han remodelado el paso de misterio. Le han hecho una parihuela nueva, que ahora se carga a costal, y, sobre la nueva mesa, los viejos respiraderos que tallara el almeriense Manolo Llamas, ahora se conforman como el canasto. De esta manera, el paso ha ganado en presencia y ya no es la cajita de cerillas que procesionaba hasta el año pasado y que, para una Semana Santa de Interés turístico nacional, no daba la talla.
Lo que hace la estética, aunque haya quien nos critique a los capillitas por ello. Pero, ahora, hasta parece que suena mejor la música de la banda de cornetas y tambores 'La Sentencia', de Almuñecar, el crucificado de Bejarano es más crucificado y la unción sagrada de la imagen hasta es un poco más visible. Ya se empieza a ver a Dios en la madera. Por eso somos tan exquisitos algunos. Porque el arte, a más pomposo y más bueno, más nos lleva a Dios.
Pero, y esto sí que es importante, esa pomposidad hace que crezca el número de penitentes. ¡Aquí sí que está la fe de los hombres! ¡Aquí sí que está Dios! Esta es la prueba de que no nos equivocamos. ¿Que si se nota el incremento? Les he dicho al principio de este artículo que vi algo que me encantó. Y a mí, en Semana Santa, me encanta ver a Dios. Así que sí, se de esta hermandad, no se vayan a creer ustedes que era imaginable, hace no mucho tiempo, ver en Pescadería un cortejo que, estando aun el paso en la Plaza de San Roque, plantara ya la Cruz de Guía en la Avenida del Mar.
Y todo ello gracias a la cofradía del Calvario y a quienes nunca se rindieron. ¡Cuánto me alegra equivocarme cuando veo evoluciones así!
Estampa rancia en calle Velázquez
Entiendan por rancio algo añejo, una estampa más propia de otros tiempos
que se ve en el presente. Y entiendan por rancio que, además, es una
estampa bonita que toca los sentidos y los sentimientos. Con sta
premisa, solo queda decirles que hay que ver al Calvario subiendo la
calle Velázquez, viajarán al pasado.
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