El obispo estalla y se defiende: “He echado en falta lealtad y humildad”

Los sacerdotes reciben una inesperada carta de Gómez Cantero

El obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, junto al Papa Francisco.
El obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, junto al Papa Francisco. La Voz
Álvaro Hernández
20:02 • 20 jun. 2024

Escenario insólito el que se vive en la Diócesis de Almería y golpe de timón por parte de su máximo responsable, el obispo, Antonio Gómez Cantero. Si hasta ahora su política era la de hacer oídos sordos y guardar silencio ante cualquier tipo de críticas, la situación ha cambiado radicalmente con una carta enviada en la noche del pasado miércoles, 19 de junio, a todos los sacerdotes de la Diócesis de Almería.



En solo dos folios, Gómez Cantero hace algunas cosas que hasta ahora no había hecho. En concreto, defiende su gestión y la de su equipo económico y ataca a los propios curas que "se han dedicado a sembrar la cizaña entre la noche", llegando a afirmar algo bastante sorprendente: "¡He echado tanto en falta la lealtad y la humildad de Jesús en algunos de aquellos que debemos ser sus principales testigos!".



Más allá de estas dos impactantes acusaciones, la misiva al completo bien merece un análisis en profundidad que procedemos a llevar a cabo a continuación.



En primer lugar, el prelado reconoce lo insólito de su carta. "Mereces una explicación de mi puño y letra, clara, sincera y sin filtros. Aunque los que me conocéis un poco, sabéis que me he atado como un clavo ardiendo a Mateo 26, 62-63: "¿No tienes nada que decir? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti? Pero Jesús, callaba".



Así las cosas, Gómez Cantero rompe radicalmente ese silencio evangélico que bebe del que guardó el propio Jesucristo ante el sanedrín. Y lo hace recordando, en primer lugar y por enésima vez, cuál es la situación de la Diócesis: "No es necesario que te vuelva a decir, que nuestra querida Diócesis de Almería pasa por una situación económica complicada que amenaza con hipotecar su futuro. Las deudas nos atenazan", explica el prelado.



Y, a partir de ahí, el obispo defiende la gestión actual y, por primera vez, le da un tirón de orejas público a su oposición: "Tengo, tenemos, un plan de navegación claro y contrastado con profesionales del máximo nivel con rumbo a la calma", argumenta para, a continuación, señalar: "No es hora demedias verdades, rumorología conspiranoica o interpretaciones sesgadas y malintencionadas. Como sabes la verdad no tiene prismas y te aseguro que tu obispo te dice la verdad. Huye de quién adora la niebla. Hay muchos que aún defienden que la tierra es plana".



El siguiente párrafo es toda una oda a la crítica entre líneas, como poner la zancadilla sin que se note (pero dejando bien claro el mensaje). En él, Gómez Cantero recuerda sin recordar que "tampoco es hora de revisar un pasado que todos conocemos o intuimos con más o menos detalle. Tiempo habrá para revisarlo y aprender de los errores y las imprudencias". Ese mensaje al pasado, con la vista puesta en el presente, que es lo que pretende enfocar la carta episcopal: "Ahora, como te decía, toca remar y no despistarse de la misión de llevar a buen puerto a nuestra Diócesis".



"Alguna decisión muy dolorosa"

Es en ese punto cuando el obispo se centra en su carta en la temática que protagonizará históricamente su episcopado: la gestión de la millonaria deuda.


A este respecto, Gómez Cantero explica que "se han analizado los escenarios posibles, uno por uno. Se ha negociado con nuestros acreedores, se han estudiado todas las tasaciones de nuestros bienes inmuebles, se ha analizado el mercado para conseguir las mejores condiciones de venta. No estamos improvisando ni mucho menos", sentencia.


El propio obispo cuenta lo que solo él y su equipo saben: "Llevamos muchos meses haciendo todo lo humanamente posible con la ayuda de Dios y el temple necesario, esquivando cualquier tipo de profeta de la calamidad", explica Gómez Cantero.


 A continuación, el obispo trata de calmar la desazón que existe entre el clero almeriense, anunciando eso sí que vendrán tiempos duros. "Quiero transmitiros mi confianza en que, aunque tendremos que tomar alguna decisión dolorosa, muy dolorosa, el plan de viabilidad está trazado y finalmente será satisfactorio porque el objetivo principal se cumplirá. Salvaremos la Diócesis", sentencia Gómez Cantero.


Realmente, ese es el motivo por el que está enrarecido el clima eclesiástico en Almería. Más allá de la deuda (algo ya asumido), la probable venta del Seminario ha generado un rechazo entre los curas almerienses nunca antes visto, generando reacciones nunca antes vistas por parte del obispo. Así, hace algo más de una semana los convocó a todos en una reunión para explicar una situación que ahora recalca nuevamente en esta carta. Obviamente, suceden cosas extrañas o atípicas si a una reunión con todos le sigue una carta a todos.


"Opiniones sesgadas"

Y para el final Gómez Cantero deja lo que parece motivar realmente el envío de esta carta (una misiva que, por cierto, no se ha hecho pública como sucede en ocasiones a través de la web de la Diócesis): después de recordar a todos los sacerdotes que cualquiera puede pedirle "información adicional" y "la documentación que sea necesaria", el obispo pasa al ataque.


"Los datos son claros, diáfanos, ¡mira la luna, no te quedes embelesado en el dedo que la señala! Me ha resultado especialmente inaudito, y he sentido pena por aquellos que las han escrito, leer misivas ofensivas distribuidas entre toda nuestra comunidad y opiniones sesgadas nada ignorantes y malintencionadas, sembrando la duda sobre la honorabilidad de quienes nos vemos–sin elegirlo, por pura obediencia-en la tesitura de enmendar equívocos de persistencia inaudita", afirma Gómez Cantero.


"¡He echado tanto en falta la lealtad y la humildad de Jesús en algunos de aquellos que debemos ser sus principales testigos! En cambio, se han dedicado a sembrar la cizaña durante la noche. Permaneced en la barca, acompañad a las comunidades cristianas dándolas esperanza, debemos de mantener la mirada al frente, y seguir remando, aunque pobres, en esta Barca de Pedro. Yo me mantengo firme y sosegado entre todos vosotros, además me siento muy acompañado, y también querido. Nunca pongas en duda que somos más los remeros bienintencionados, que los que se empeñan en crear fugas en la quilla", sentencia el obispo.


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