España, un país en continuo envejecimiento

Una de las grandes amenazas a las que se enfrentan actualmente las sociedades desarrolladas y modernas es la demografía. El nuevo estilo de vida de los jóvenes, marcado en muchos casos por inestabilidad laboral, precariedad e incertidumbre, ha hecho que cada vez haya menos nacimientos y, por tanto, menos ciudadanos que, en un futuro a corto plazo, puedan sustentar el sistema de pensiones del que países como España disfrutan en la actualidad.

Esta tendencia, extendida en todo el continente europeo y parte del americano, también afecta, como no podía ser de otra manera, a España. Si hace una década apenas un 10% de la población superaba los 65 años, hoy en día casi uno de cada cinco españoles llegan a esa edad.

Este envejecimiento de la ciudadanía hace más importantes si cabe las inversiones en sectores como el sanitario, entre los que se encuentran los centros de mayores y residencias.

Estos enclaves serán cada vez más importantes conforme la población siga envejeciendo, ya que suponen una solución en el cuidado diario de las personas mayores y actúan como una vía de escape para muchas familias.

Mientras tanto, los responsables políticos deben seguir trabajando para fomentar la natalidad en una sociedad en la que ha dejado de haber espacio para los niños, fundamentales para asegurar el futuro de la civilización. Para ello, se tiene que garantizar estabilidad laboral y económica a las personas en edad fértil para ayudarlas a dar un paso tan importante.

Los centros de mayores y residencias serán una parte esencial de la sociedad. No se puede abandonar a aquellos que han luchado tanto en su vida.