Los pinares de alta montaña situados en la provincia de Almería pasan por su peor crisis. Investigadores de la Universidad de Córdoba y del campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (CEIA3), han lanzado la voz de alarma ante una posible desaparición.
Aunque los bosques de pinos están adaptados a condiciones de aridez fuertes, y son capaces de soportar largos periodos de sequía y una fuerte radiación, el cambio climático está modificando esas condiciones hasta el punto de poner en riesgo su supervivencia.
Años de escasez
Los estudios realizados por los investigadores universitarios explican que tras varios años de sequías, se ha producido un decaimiento en dos de las especies de pinos más frecuentes en las masas forestales de la provincia.
Se trata de pinos procedentes de las repoblaciones realizadas entre los años 50 y los 80 que, según el informe, están experimentando un acusado decaimiento y una alta mortandad “muy relacionados con la competencia por el agua entre los árboles”.
Difícil situación para la que los científicos no han encontrado otra solución que proceder a tratamientos de silvicultura adaptativa. Dicho de otra forma, se trataría de reducir la espesura de las masas boscosas en zonas de escasos recursos hídricos, eliminando ejemplares y clarando el bosque.
Poca nieve
A la actual situación se ha llegado después de que el cambio climático haya reducido drásticamente las precipitaciones en toda la provincia. Un informe de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía de principios de esta década ya advertía que la diosminución de las nevadas en la Sierra de Los Filabres, que alberga uno de los mayores pinares del sureste español, estaba provocando la muerte de miles de árboles.
La nieve es un seguro de vida para los árboles ya que eleva el gradiente de humedad del suelo, y es de esa humedad acumulada poco a poco con el deshielo de la que se alimentan los pinos.
Precedentes
El fenómeno no es nuevo; en el año 2007 la sequía ya provocó la pérdida de más de 800 pinos en la Sierra de Los Filabres como consecuencia de la escasa humedad del suelo. Aquel fue un año con muy poca nieve que provocó una situación de alto estrés hídrico en la zona.
Al año siguiente la situación no fue mucho mejor y la Consejería de Medio Ambiente tuvo que recurrir al recurso de aclarar los bosques, aclarando los pinares para permitir que los que quedaron tuvieran un aporte de agua suficiente para sobrevivir.
Medidas urgentes
Los investigadores universitarios autores del informe de este año explican que el cambio climático afecta con rapidez a los recursos forestales “y su impacto es visible en periodos cortos de tiempo, incluso de menos de cinco años”.
La cuestión es que ahora se hace urgente actuar, por una parte con evaluaciones del estado de vigor del arbolado cada poco tiempo, y por otra con decisiones rápidas para asegurar la supervivencia de las masas forestales.
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