Si los líderes del futuro asumen como referente a los emprendedores y a las personalidades que estos últimos días han pasado por la sede del Grupo Cosentino, el liderazgo y los valores están asegurados en las próximas generaciones andaluzas. El seminario ‘Líderes del Futuro’, organizado por la Fundación Eduarda Justo en su décimo aniversario ha traído hasta Cantoria a nombres como el de Miguel Villalobos, jefe de producto en Google y antiguo becario de la Fundación; Clemente Cebrián, co-fundador de la compañía ‘El Ganso’ o Jesús Alcoba, director de La Salle International Graduate School of Business o Ignacio Dean, primer español en dar la vuelta al mundo a pie, entre otros.
Por supuesto, en un seminario que en esta edición se ha centrado en la ‘solidaridad y valores’, no podía faltar el propio testimonio del líder de la multinacional almeriense, Francisco Martínez-Cosentino Justo ni el de Eduardo Martínez-Cosentino Justo y Juan Martínez Barea, presidente y director de la Fundación Eduarda Justo. Estos últimos testimonios coincidieron, en gran parte de su contenido, con el del invitado más conocido por el gran público por motivos obvios: Toni Nadal, entrenador hasta ahora del número uno del mundo en tenis, Rafa Nadal.
Unos hechos que no negó ni tan siquiera el propio conferenciante durante su intervención del pasado sábado con un juego de palabras en el que evidenciaba estos valores compartidos. “El problema es que los chicos de hoy no se llaman Cosentino sino que son consentidos”, mencionó Nadal tras recordar los tropiezos que el presidente de la empresa almeriense sorteó antes de lograr el éxito.
Valores en común
Una historia paralela a la del propio Rafael Nadal y su entrenador recordando que, la primera vez que Nadal consiguió el campeonato de España, su primera acción fue mostrar al joven tenista la lista de los últimos veinticinco campeones, haciéndole ver que su esfuerzo no valdría si no seguía trabajando (mismo procedimiento que siguió tras el primer Roland Garros). Todo, algo que también comparte con la empresa, desde la más sincera humildad. “Nos hemos dedicado toda la vida a una cosa muy simple: jugar”, resumía antes de confesar que “he basado mi trabajo sobre un concepto de simplicidad”.
Las claves para que un joven de 19 años hubiera logrado éxitos que muchos tenistas de gran nivel no habían conseguido en toda una carrera se fundamentaba en algo muy simple como la “ilusión y el trabajo”. “No entiendo otra manera de ser mejor que otro que no sea trabajar más”, explicó antes de valorar la necesidad de tener “capacidad de aguante”, puesto que es “lo que nos ayuda a gestionar lo que no depende de nosotros”, como una lesión o cualquier otra circunstancia externa, recordando en este punto la grave lesión diagnosticada al tenista en 2005 y con la que ha tenido que aprender a convivir desde entonces. Valores llevados compartidos con Cosentino y llevados al deporte que Toni Nadal resumía en una simple aunque contundente frase con la que respondió una de las preguntas de los jóvenes antes de finalizar. “A mí me hubiera destrozado entrenar a un chulo”.
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