La de Rodrigo Molero Durán es una historia que vuelve a poner de relieve la importancia de afrontar con pasión y entusiasmo cualquier reto que se ponga por delante. Y esto es algo que no entiende de edad puesto que este joven almeriense cuenta con tan solo 8 años.
Sin embargo, esto no ha sido inconveniente para que él mismo descubriera navegando por internet que había un concurso mundial de cálculo en Malasia en el que le gustaría participar. “Como soy muy indagador, busqué por internet los campeonatos y le pregunté a mi padre y a mi madre que si podía ir”, explica Rodrigo para LA VOZ con naturalidad.
Desde luego, no se trata de un campeonato cualquiera ya que, para empezar, se celebraba en Malasia y, para continuar, estaba destinado a 3.500 jóvenes de todo el mundo que fueran capaces de resolver más de un centenar de operaciones sin errores en apenas ocho minutos.
Sin embargo, este joven estudiante de Primaria tuvo claro desde un principio que tenía que estar ahí. Así que, una vez garantizado el soporte de su familia para viajar, trasladó su intención a su centro, el SEK Alborán. Un centro al que, según Rodrigo, “la idea también le pareció bien”.
Entrenamiento La gran capacidad para el cálculo mental mostrada por este almeriense desde bien pequeñito se ha ido viendo reforzada por un trabajo diario tanto en su centro educativo, donde cuenta con cinco horas a la semana de matemáticas, como por su propia cuenta ya que, según confiesa, cada día hace “ocho minutos de operaciones en casa”.
Por todo ello, no es de extrañar que su profesor de la asignatura de Matemáticas, José Luis Hernández, asegure que “la presentación al concurso ha sido una iniciativa de él. Se lo propuso a la familia y la familia le apoyó. Lo propuso en el colegio y hemos estado tratando de ayudar a potenciar, dentro de lo que podemos, esa gran habilidad para el cálculo que Rodrigo muestra”.
Así que no se puede decir que este joven estudiante no haya puesto toda la carne en el asador antes de partir con sus padres hasta Malasia para participar en una cita en la que tenía que “resolver sumas, restas y multiplicaciones desde 3 hasta 9 cifras”.
Y el resultado de ese esfuerzo ha sido un brillante subcampeonato mundial que, sin embargo, no le impide afirmar que, para él, “las matemáticas son como un juego. Cuando vas sumando y haciendo operaciones es como un juego. Y así se lo enseño a mi hermana pequeña también”.
Futuro Aunque acaba de llegar de su participación en Malasia, ya está pensando en participar en la edición del año próximo. Y no solo eso, también tiene claro lo que le gustaría ser de mayor: “matemático y empresario”, confiesa. Seguro que las cuentas no serán un obstáculo para ello.
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