Han transcurrido casi dos años desde que un compañero de clase se abalanzó sobre Alejandro (que entonces tenía doce años) y, sin mediar palabra, le agarró con fuerza del cuello y le estampó contra la pizarra provocándole varias lesiones.
Desde que el 21 de septiembre de 2016 ocurrieron estos desagradables hechos en el IES Rosa Navarro de Olula del Río, los padres de Alejandro han permanecido sumergidos en una interminable lucha judicial y social contra el acoso escolar que al fin ha dado resultado. Ayer conocieron la sentencia con la que el Juzgado de Menores de Almería condena a un joven por la agresión descrita a seis meses de libertad vigilada y de prohibición de la comunicación, además de una indemnización de 4.546 euros que deberá afrontar el condenado y -solidariamente- sus padres y la Delegación de Educación de la Junta.
Responsables
En la sentencia no toda la responsabilidad recae sobre el joven condenado y sus padres. La Consejería de Educación también sale malparada en el fallo, puesto que el juez cita el informe de la Administración andaluza sobre “acoso escolar y medidas a adoptar” para acreditar que tanto la Consejería de Educación en general como la Inspección y el centro educativo en particular “tenían constancia de la situación de peligro en la que se encontraba el menor de forma previa” a la agresión, puesto que había sufrido otra con anterioridad.
Sin embargo, tal y como consta en la sentencia, se consideró “suficiente” con medidas como la reubicación en el aula, pero ni siquiera hubo un cambio de clase. Es por ello que el juez subraya la responsabilidad civil solidaria de la Consejería de Educación de la Junta en este caso que llevó al agredido a un largo episodio de depresión.
En la misma sentencia, contra la que cabe recurso, se ordena la comunicación de la condena a la Policía y la Guardia Civil para que se adopten las medidas adecuadas para asegurar su cumplimiento y para que presten auxilio a la víctima en el caso de que sea necesario. Para este fin, el fallo ordena que se le facilite un documento acreditativo a la víctima para que pueda hacerlo valer ante los agentes y también pide la notificación de la sentencia al IES Rosa Navarro para que la dirección lleve a cabo las medidas necesarias y se cumplan las prohibiciones de aproximación y comunicación.
Años de pesadilla
Las sentencias judiciales favorables que la familia de Alejandro acumula en los últimos meses suponen la primera luz que los padres del joven atisban desde que hace seis años comenzaron su travesía por el oscuro túnel del acoso escolar. Cuando Alejandro contaba con sólo ocho años comenzó la pesadilla.
“Llegaba a casa y le faltaba material escolar. Después empezó a venir con moratones”, narraba recientemente y con una visible pesadumbre su madre, Inmaculada Rivas. Su estado de ánimo era ayer totalmente opuesto, ya que el juez ha tenido en cuenta las peticiones de la acusación particular. Una sentencia que hace justicia con el menor olulense víctima de acoso y que puede servir de impulso para otras familias que, ahora, viven el calvario que ellos ya han pasado.
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